Decía Rafa del Olmo el día de Nochebuena en Twitter:
Si mi padre no canta “La Loba Parda” no es Nochebuena.
Tuve la suerte de entrevistar a Victoriano del Olmo, el padre de Rafa, un día de enero del 2020. La entrevista, aunque mejor la calificaremos de agradable conversación, con él y con su hermana Luz, ocurrió en una cafetería bastante concurrida de Madrid. La grabación no salió excelente, demasiado ruido de fondo, pero aun así pude captar y guardar algunas historias y comentarios sobre sus primeros años en Pardilla, y entre ellos su versión del romance de La loba parda, que cantaban año tras año el día de Nochebuena.
Según me contó Victoriano, cuando él era chaval, desde el día 8 de diciembre al 22, todas las tardes se reunían en la fuente e iban de ronda por las calles sonando las cencerras, que llevaban atadas a la cintura y a la espalda.
La tradición de la cencerrada se perdió, pero se recuperó hace algunos años gracias a la asociación cultural, y a la memoria de Juan Patricio Abad. Aunque en el pueblo queda poca gente, no falta un grupo que sigue con la tradición el sábado anterior a Nochebuena y la Nochebuena misma.
Victoriano recordaba aquellos años suyos en el que era un joven pastor y recordando esos días de Navidad nos dice:
Los pastores teníamos que pagar 200 pesetas al cura, por decir la misa y eso, e íbamos con mucho respeto. Íbamos vestidos de pastores con las cencerras colgadas en la cintura. Y cuando se tocaba a alzar, tocábamos una cencerrilla.
En la Adoración de los pastores estuvimos en el 2019, ya lo contamos aquí, pero nos perdimos el canto de La loba parda, con el que tradicionalmente se cierra el acto.
De este romance hay mil versiones, cada pueblo y cada pastor tiene la suya, y en casi todas ellas podemos apreciar algún elemento cercano, algo que hace que el cantante se introduzca en la historia y se convierta así en protagonista también él.
Dicen que ya no se ven lobos por la Ribera, y apenas podemos ver rebaños y pastores, pero en las noches de diciembre todavía puede oírse el relato de os bravos perros que persiguen hasta vencerla a aquella loba parda que osó robar una oveja blanca.
Estando el pastor en vela,
vio venir la loba parda,
con sus siete cachorrillos
y su perra trujillana.
Dio una vuelta al rebaño
y no pudo sacar nada,
y a otra media vuelta más
y sacó una oveja blanca.
Era hija de una negra,
sobrina de una pintada,
que la querían los amos
para el día de la Pascua.
Perritos, si la cogéis,
tenéis la cena ganada,
y si no me la cogéis,
con el gordo la gallarda.
[y hacíamos tran tran tran.]
Y la loba seguirá defendiéndose año tras año, mientras algún pardillano la recuerde en su cena de Nochebuena.
A Victoriano del Olmo, para que siga cantando
La loba parda muchos años.
Nota: La foto de cabecera es Luz del Olmo. El cartel y los datos de la recuperación de la tradición se los agradezco a Cristina García, que también habló en la radio sobre esta tradición.
2 comentarios:
Muchas gracias Carmen por esta entrada. Se la he leído a mi hermano Victoriano y le ha encantado. Recuerdo que también cantaba mucho las canciones que había entonces, en especial las de Antonio Molina.
Siempre que me preguntan el porqué yo escribo, les hago referencia a Victoriano y sus romances y en especial este de la Loba Parda, siendo esta la versión que sigue en mi cabeza a lo largo de los años.
Besos
No queremos la cordera, no queremos la cordera, de tu boca alobabada. Que queremos tu pelleja para el pastor una zamarra. Creo que era la versión primera que conocí, en un algún libro escolar. Me gustaría escucharla en boca de Victoriano, el hermano de la amiga Luz, Ele. Una bonita tradición la de Pardilla, una buena entrada, gracias por traerla a tu blog. Besos, Carmen.
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