jueves, 28 de febrero de 2013

Número 30: La nieve es el trascuelo del pobre

Año de nieves, año de bienes

es el más conocido de nuestros refranes que hablan de las bondades de la nieve para el campo y la agricultura.

Una consulta hecha con cualquier buscador de Internet combinando palabras como refranes y nieve nos devuelve una larga lista de ellos que la consideran favorable, sobre todo en los meses de enero y febrero. No los vamos a reproducir aquí, pero sí a adentrarnos en el refrán que nos sirve de cabecera.

La nieve es el trascuelo del pobre (1) 


Viña  y bodega cubiertas de nieve. Gentileza de Concha Arias 

El trascuelo es la basura —nos explica Ángeles—. Se decía trascolar a echar basura  —prosigue— y así como la lluvia aplasta la tierra, la nieve, se derrite poco a poco y la esponja. 
Trascolar y trascuelo son casi con toda seguridad deformaciones populares de estercolar y estiércol; el trascuelo es, por tanto, el estiércol, y los labradores de la economía tradicional, como Ángeles, saben bien que el estiércol no era fácil de conseguir, pese a lo que pudiera pensarse, ya que hacía falta contar con una buena cabaña de animales —ovejas, equinos, vacas, ...— suficiente para producirlo. No siempre el pobre labrador dueños de pocas tierras o alguna viñeja podía hacer acopio del suficiente abono natural para mejorar la producción. Esperaba, por tanto, que la nieve viniera en su ayuda.

El filósofo José  Antonio Marina nos recuerda este refrán hablando de las labores de su huerta:
Acabo de venir de la huerta. Hace frio, pero conviene cavar la tierra antes de que lleguen las heladas fuertes, porque así se queda suelta, preparada para la siembra de primavera. Si nieva, aún mejor. En Castilla se llamaba a la nieve “el abono del pobre”, porque esponja la tierra y la semilla se desarrolla más fácilmente. Me gusta mucho ver la tierra de los bancales bien rastrillada. 
Palabras coincidentes con las de nuestra informante, transcritas arriba.

A pesar de su aparente popularidad, no es fácil encontrar testimonios escritos en España donde se utilice; pero no podemos pasar por alto la gran popularidad de la que goza este refrán entre el medio rural estadounidense:
Snow is poor man's fertilizer 
Snow is the poor man's manure

Aparte de los registros paremiográficos proporcionados por Wolfgang Mieder (1992: 550), no es difícil encontrar testimonios en Internet sobre la gran popularidad de este refrán en los Estados Unidos. Una comentarista, residente en aquellas tierras, del blog de Antonio Muñoz Molina escribe:
El otro día, las ovejas de las montañas, las "bighorn", bajaron de las colinas y pastaban en una pradera cercana a casa, tan campantes, al lado de la carretera. Habría unas doce o quince. Todos los años bajan un par de veces a la ciudad, se conoce que en sus lugares habituales el pasto está cubierto por la nieve.
Como dice por aquí, la nieve es el abono del pobre.
Tan popular es el refrán allí, que hasta se estampan camisetas con la leyenda:

Camiseta con la leyenda: Snow is the poor man's fertilizer

No obstante, es un texto de Herman Meville (1819-1891) el que nos pone en la pista de la importancia de esta creencia, y a la vez de las dudas que siembra en algunas mentes biempensantes y dispuestas a no aceptar sin más la sabiduría popular:
-Observa -decía el poeta Blandmour estusiasmado, hace unos cuarenta años, mientras avanzábamos por el camino bajo una suave y húmeda nevada, hacia finales de marzo-; observa, amigo mío, que la bendita y dadivosa naturaleza es benéfica en todos los aspectos y no sólo eso, sino que además está considerada por sus obras de caridad como una vulgar filántropa cualquiera. Esta misma nieve, que parece tan fuera de temporada es, de hecho, precisamente lo que un labrador pobre necesita. Con razón es tan suave esta nieve de marzo que cae justo antes de la siembra, con razón se le da el nombre de “estiércol del pobre”.(2) Como benéfica exudación del cielo sobre el suelo, penetra suavemente y nutre cada terrón, cada estría y cada surco. Para el labrador pobre es tan beneficiosa como el pienso para el granjero rico. Y el agricultor pobre no tiene ningún problema para esparcirla, mientras que al rico le cuesta esparcir la suya. - Puede que así sea -le dije con disconforme entusiasmo sacudiéndome algunos de los húmedos copos de mi pecho-. Puede ser como tú dices, querido Blandmour. Pero dime entonces, ¿cómo es que el viento impulsa lejos el “estiércol del pobre” de los dos miserables acres de la parcela de Coulter y lo deposita allí arriba en las veinte hectáreas del rico hacendado (El pudin del pobre y las migajas del rico, 1854). 
Volvemos a España donde tampoco nos han faltado las voces que desde muy cerca de los hombres del campo cuestionan la bondad de las nieves, sobre todo cuando llegan a destiempo:
Me sorprenden las noticias de nevadas en toda España. Incomprensiblemente aquí no han caído más que cuatro copos que no han llegado a cuajar. Hoy parece que ha suavizado. El que se resiente de estas anomalías es el campo. Después de las nieves y las crudísimas heladas de este invierno, el trigo y la cebada apenas están apuntados y mucho más mustios que otros años por el mes de enero. Lo de año de nieves, año de bienes, no pasa de ser una quimera. Lo que hace falta es que la nieve, como la lluvia o como el hielo, llegue a su tiempo» (Miguel Delibes, Un año de mi vida. Barcelona: Destinolibro, 1970 = 1979: 152).
No le demos más vueltas, que también nos lo dice el refranero:

Buena es la nieve, que a su tiempo viene

Paisaje nevado en Caleruega (fuente:  caleruega.blogspot.com)

Notas

(1) Refrán facilitado por Pedro Ontoria Oquillas, natural de Gumiel de Izán (Burgos), como recordado en boca de su madre, y explicado más tarde por Ángeles García Molero, de la misma localidad.
(2) En el original inglés 'Poor's man manure'. 

Bibliografía

MIEDER, W.; KINGSBURY, S. A.; HARDER, K. B. (1992): A Dictionary of American Proverbs. New York-Oxford: Oxford University Press.

martes, 26 de febrero de 2013

Número 29. Se rompió el culo del cesto, se acabó el parentesco


Indagamos hoy en uno de los refranes más antiguos, aunque de plena actualidad:

Se rompió el culo del cesto, se acabó el parentesco (1)

Cesto tumbado tomado de frente
No siempre fueron tan directos nuestros antepasados en la elección de las palabras, pues las primeras versiones que se conocen del refrán hablan de suelo y no de culo, pero por lo demás el refrán ha sufrido pocas alteraciones.

Hernán Núñez, el Comendador fue uno de los primeros en recogerlo en 1555:

Quitose el suelo al cesto, y perdimos el parentesco 

Pocos años más tarde, en 1568, el sevillano Juan de Mal Lara glosaba así el refrán que había recogido el maestro:
Quitósele el suelo al cesto, y perdimos el parentesco.
Dícese en las leyes L. 3 en lso Digesto de Postulado, que cuando un hombre está casado con una parienta mía, mientras viviere mi parienta él es mi deudo, mas muriendo ella, luego deja el viudo de ser mi deudo, de madera que decía que se perdía el parentesco, aunque lo siente de otra manera los Theólogos, el refrán antiguo. Fue muerto el ahijado. Así dicen esto contra algunos que son amigos en cuanto dura el interés o la contratación, de que se pueden y piensan aprovechar, pero en acabándose aquello, quitándose de por medio, enfríase la amistad. Porque tenía una mujer un cesto y cada vez que había fruta, un vecino que tenía una huerta se lo pedía prestado, de manera que el servía todo el tiempo del verano y vendimia, y enviaba algo de fruta en recompesa de las idas y venidas. Quitósele el suelo al cesto, dejose de pedir y de enviar fruta y aun de hablarse. De quien era el cesto, viendo la ingratitud, en una vendimia dijo a su vecino: Quitósele el suelo al cesto y perdimos el parentesco. Aplícase a todos los que sirven de alhajas ajenas hasta que las acaban y no siendo para renovarlas apartan amistad. Dirase de esto en aquel refrán de la amistada interesada: Amigo de taza de vino (2).
El maestro Correas (1627) nos da ya dos versiones de este refrán, la recogida de Hernán Núñez más una más simplificada que llega hasta nuestros días.
Quitósele el suelo al cesto, y perdimos el parentesco
Rompiose el cesto, y acabose el parentesco

Por su parte, Lope de Vega, en esa comedia hecha a base de refranes que es La Dorotea (1632) lo incluye en una de sus réplicas:
TEO: Temo, Gerarda, temo que no se haya vuelto Dorotea a la amistad de don Fernando; que este mozo tiene gracias de pobre, y ella desvanecimientos de linda.
GERARDA: Anillo en dedo, honra sin provecho. Pero si vos teméis la reconciliación destos dos amantes, yo que llegue a noticia de don Bela, con que nos amenaza a todos fatal ruina.
TEO: Quitósele el suelo al cesto, y perdimos el parentesco.
GERARDA: Pues eso no lo dudéis, que no es hombre que sufrirá tan necio agravio; que amor y señorío no quieren compañía. 
Dejemos a los clásicos y veamos si podemos rastrear cuándo se sustituye la palabra suelo por culo en este refrán. Fue sin duda pronto, y muy probablemente ya alternara durante el siglo XVII, porque así lo encontramos recogido en el Diccionario de autoridades (1737), donde se incluye una explicación más su correspondencia en latín, veniéndonos a demostrar que la idea puesta en forma sentenciosa circulaba desde antiguo:
Quitósele el culo al cesto y acabose el parentesco. Refrán que enseña que en faltando el motivo del interés cesa la amistad, correspondencia o cariño. Lat. Quos plenos opibus cunctis sectantur amantes : Deficiunt : penitus deficit omnis amor.
Su presencia en el diccionario de la Academia, aunque bajo distintas voces, parentesco o cesto, se mantuvo hasta 1956, fecha en la que como sabemos se retiraron del Diccionario los refranes.

Al día de hoy, el refrán sigue vigente y aparece en las distintas encuestas:
Si quito el culo al cesto, se acaba el parentesco (3).


Bibliografía 
  • Correas, Gonzalo (1627 = 2001): Vocabulario de refranes y frases proverbiales, ed. Louis Combet, revisada por R. Jammes y M. Mir, Madrid: Castalia. Nueva Biblioteca de Erudición y Crítica, 19.
  • Mal Lara, Juan de (1568): La philosofia vulgar: Primera parte que contiene mil refranes glosados. Madrid. Casa de Hernando Díaz. [Disponible en Google Books.]
  • Lope de Vega, Félix (1632 = 1996) La Dorotea. Ed. José Manuel Blecua. Madrid: Cátedra.
  • Núñez, Hernán (1555 = 2001): Refranes y proverbios en romance. Edición crítica de Louis Combet, Julia Sevilla, Germán Conde y Josep Guia. Madrid: Guillermo Blázquez, Editor; 2 vols.


(1) Última variante registrada en Quintana del Pidio (Burgos).
(2) Texto modernizado.
(3) Testimonio aportado en el 2007 por un alumno de Adrada de Haza para un trabajo escolar (I. E. S. Juan Martín El Empecinado, de Aranda de Duero-Burgos).