lunes, 25 de julio de 2022

Núm. 271. ¡Los mejores... los de Baños!

 

Paisaje de cereal y monte bajo entre arroyos. En primer termino la zarcera de una bodega
Desde lo alto del Castillo

Unas coplas con bastante mala intención, como es habitual entre pueblos vecinos, suben corriente arriba del río Bañuelos. A su paso por cada pueblo, los naturales se defienden, y dan un giro al denuesto precedente. Así, en llegando a Baños de Valdearados...

...los mejores, los de Baaaños...

que he querido coger como título de esta entrada.

Sin embargo, no dice eso Elena -la riberizadora que enseña su pueblo-, ya que comienza la explicación recordando que el gentilicio de Baños es bañuscos y que también los llaman los santurrones, «por unas coplas que se cantan en otros pueblos». 

                                                           

La visita a Baños se inicia en el sentido de las agujas del reloj, para seguir el curso de su historia, teniendo sus doce del mediodía, precisamente en lo alto del pueblo, debajo del reloj que hasta hace poco marcaba sus horas, y de una imagen del Corazón de Jesús de la que hablaremos, pero no nos adelantemos.


Baños es un pueblo donde todavía pueden apreciarse varias solanas, de ahí, entre otras cosas, que la revista que sale dos veces al año tenga ese nombre: La Solana. Como sabemos, las solanas son espacios en lo alto de los edificios, abiertos al sur- sureste, propicios para secar las legumbres, blanquear la ropa o sacar a los viejos al sol. 

Pronto llegamos a la llamada calle de los Hornos, antiguamente calle del Infierno, una de las más antiguas y temidas de Baños. Sobre su nombre hay dos posibles interpretaciones: la primera que era muy oscura, y de ahí el temor que infundía; la segunda que sus vecinas se llevaban tan mal, que era un auténtico infierno vivir en ella. El visitante puede quedarse con la opción que más le sugiera, naturalmente.

Enseguida está la zona de la antigua iglesia de Santiago, muy cerca de las Eras Altas, donde se encontraron restos romanos. Como podemos ver, los romanos nos salen al paso en Baños, y no solo en la quinta romana próxima, a la que no nos acercaremos esta vez.

Y aquí hacemos un alto en el camino para hablar del dios Baco, pero sobre todo de la Asociación Dios Baco, que tanto hace en favor de la vida social del pueblo. Como es sabido, en los años 70 del siglo pasado, un labrador descubrió los restos de una villa romana en las proximidades del pueblo. Tras las pertinentes excavaciones, se descubrieron interesantes mosaicos, con el dios Baco en su espacio central, que han sido el orgullo de los bañuscos desde entonces. Si tenían fama de ser santurrones, no dudaron en añadir una «devoción» más, y ni cortos ni perezosos, formaron una asociación y se inventaron una fiesta que en el 2020 fue declarada de interés turístico regional por la Junta de Castilla y León. Si podéis, no os la perdáis, es en la segunda quincena de agosto.

Piedra con inscripición en la que aparecen tachadas con x las últimas palabras  opo
Piedra epigráfica de la antigua iglesia de Santiago

Bien, volvamos a la antigua iglesia de Santiago, de la que se sabe que sufrió distintas reparaciones y ampliaciones, siendo la última de la que se tiene constancia, en 1751, dando fe de ello una piedra epigráfica conservada; piedra que, por cierto, ha sido vandalizada recientemente. En los años 50 del siglo pasado, la iglesia fue desacralizada, adquirida por el Ayuntamiento y convertida en granero. Hoy es un local para usos sociales: bodas, bautizos, comuniones... y lo que salga.

Vamos en busca de la siguiente iglesia que tuvo Baños en lo más alto del pueblo. Por el camino, podemos apreciar algunas de las construcciones de este Baños alto, e incluso algún mural de los que están empezando a alegrar los muros de nuestros pueblos. 

mural con motivos campesinos

 

En principio hubo allí una fortaleza en medio de los dos ríos, el Bañuelos y el Barrilengo. Luego, al quedarse pequeña la iglesia de Santiago, se construyó allí una iglesia nueva, dedicada al Santo Cristo del Consuelo, la imagen de la Virgen del Castillo se guarda actualmente en la iglesia parroquial.

Mucho habría que decir sobre esta iglesia, cuyo interior es más de lo que parece, y guarda además todavía más de una joyita, pero sobre todo, digamos, que guarda «historias», como ese enebro que creció en su tejado y que nunca se ha podido desarraigar, y que ha preservado a más de un trabajador de sufrir una desgracia.

El Santo Cristo del Consuelo
ha hecho un milagro
y ha nacido un enebro
en su tejado.

Debajo del reloj, del que ahora hablaremos, hay 33 bolitas que recuerdan la edad de Cristo, y la imagen del Sagrado Corazón que corona la iglesia se erigió en los años 50 del siglo pasado por cuestación popular.

Reloj en lo alto de la iglesia

Decíamos que la iglesia guarda sus historias, como esas ampliaciones que no llegaron a completarse, una inscripción en una columna, el exvoto del obrero que fue salvado, una columna romana y el reloj..., cuyas pesas yacen ahora a un lado de la puerta. Su peso es enorme, hasta hace poco marcó el ritmo de vida del pueblo, pero hoy está a falta de quien lo mantenga.

Salimos fuera, recorremos zarceras y bodegas, se recuerda que al arroyo Barrilengo le llamaban en el pueblo el Pesetero, porque se decía que los vinateros completaban las cubas de él. No puedo por menos que recordarle a Elena la historia del tio Camión que me contaron en otro pueblo. Aquel señor que también rellenaba las cubas con agua, pero lo hacía a la inversa, primero echaba el agua, y un año... Un año no le cupo el vino, porque había habido buena cosecha, quedando para la posteridad aquello de 

A ver si luego no te cabe el vino como al tio Camión.

A la hoy ermita era costumbre en otro tiempo que los recién casados subieran allí a cantar una salve y bailar una jota, algún atrevido novio llegó, incluso, a subir a la novia a cuestas. Hoy son otros tiempos y la costumbre prácticamente se ha perdido.

Elena y yo nos limitamos a bajar con cuidado la ladera hacia la zona de los lagares, que en Baños tienen muchos una cruz sobre el dintel de alguna de sus puertas. Unos dicen que por pasar por allí un viacrucis, otros para que el vino saliera bueno. Al final, los de Baños, santurrones, pensará más de uno, pero lo cierto es que de Baños salieron durante generaciones muchos hombres y mujeres de Iglesia. No había familia que no contara con un cura o una monja en su haber.

Imagen gótica de la Virgen
Virgen del Castillo

Por otro lado, Baños llegó a contar con ocho ermitas, siendo al día de hoy la más popular la de la Magdalena, en el monte, en el límite con Villanueva. Este año se recuperó, en parte, la tradición de la Carrera, procesión que el día de Viernes Santo rendía viaje en esa ermita. En el 2022, una marcha popular puede ser el inicio de una nueva versión de aquella procesión, los tiempos cambian y hay que adaptarse a ellos.

Ermitas e iglesia no faltaba, pero la subida a lo alto del castillo resultaba penosa, así que a mitad del siglo XVI, se reunieron autoridades civiles y eclesiásticas y decidieron hacer una nueva iglesia en el centro del pueblo, más accesible, será la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora. En un terreno de harrenes -espacios cercados donde se sembraba cereal para que comiera el ganado- se levantó la nueva iglesia, que con el tiempo se fue ampliando.

La iglesia actual de Baños, aparte de su imagen de la Virgen del Castillo, cuentan con importantes retablos, imágenes y una vitrina con objetos religiosos de valor, crematístico, pero sobre todo histórico. Como ese terno ceremonial, capa y dalmáticas, que la reina Cristina, para obsequiar a don Zacarías, del que pronto visitaremos el exterior de su casa y recordaremos algunos datos de su biografía. Las vestiduras además de ricas son pesadas, y ya no se emplean en las procesiones. Antes de abandonar el templo, encontraremos un recuerdo para el beato Deogracias Palacios, que fue fusilado en Motril en agosto de 1936.

Hay obras de arte que duran siglos, normalmente las hechas en piedra, y otras mucho más efímeras, que apenas duran unas horas. Baños se ha sumado a los pueblos que el Día del Señor realizan alfombras florales para el paso de la procesión. Obras efímeras, pero que ponen colorido, frescor y perfume, y de las que queremos dejar constancia gráfica. La fotografía nos la proporciona Elena, que me dice haber intervenido en la preparación de esta alfombra.

Altar y alfombra de flores del Día del Corpus
Alfombra floral del Día del Corpus

Al lado de la fuente monumental, que data de 1930, contemplamos una fotografía antigua donde se puede ver al grupo de danzantes de Baños, que bien merecerían un post para ellos solos, que han sabido llegar hasta nuestros días con sus vistosas danzas rituales. En la foto no aparece la fuente. 

Llegamos a la casa de don Zacarías Martínez Núñez, una de las mejores del pueblo, que conserva todavía su hermoso mirador y su puerta finamente tallada. Don Zacarías fue un sacerdote agustino que llegó a arzobispo de Santiago, pero que además labró su fama como biólogo, escritor y entre otras tareas pedagogo de la casa real, de ahí que la reina Cristina le regala las preciadas vestiduras.

En la parte más baja de Baños recordamos las inundaciones de septiembre de 1958. Nos sirven de guía unas fotos realizadas entonces, y repasamos la arquitectura popular y la forma en la que ha ido evolucionando, con las fachadas que, al contrario que hoy sometidas a normas más rígidas, tratan de combinar funcionalidad con algún detalle que las personalice.

Decoración de fachada con motivos hexagonales
Fachada popular decorada (siglo XX)

¡Aquí huele a pan!

El olor siempre reconfortante del pan nos inunda y es el momento de recordar que Baños contó con numerosas panaderías, pero hoy todavía cuenta con pan reciente a diario y, todo hay que decirlo, unas pastas muy buenas.

Alrededor de la plaza de abajo y de su rollo, en el que una custodia puede verse en su pilastra, se concentra el grupo escolar, los bares, el frontón cerrado, el edificio que alberga la asociación cultural... y más allá el río y la antigua fuente, que sufrió también distintos avatares.

Fuente de piedra en el suelo, dos escaleras de piedra que bajan hacia ellahd esca
Antigua fuente

Baños tiene dos puentes sobre el Bañuelos, el que comunica con esta fuente fue el más antiguo, en piedra, por él pasaba la calzada romana que venía de Clunia, pero fue sustituido por uno de hormigón. Un poco más allá está el puente de la Villa, en la carretera de Hontoria de Valdearados. 

Baños contó con dos molinos harineros y una resinera, pero por el río apenas baja hoy un hilillo de agua.

Nos despedimos con una cierta nostalgia del pueblo de Baños, al que como siempre es un gusto volver, para descubrir algún detalle que no habíamos visto las veces anteriores. 

Un hijo del pueblo, ya fallecido, dejó resumido en unos versos la síntesis de este pueblo, el poema es demasiado largo para reproducirlo aquí, pero dejamos sus primeros versos:

Pueblo donde yo nací,
donde viví muchos años,
siempre te tengo presente,
querido pueblo de Baños.

Si has llegado hasta aquí y te ha gustado,

no te lo pienses más.

¡Ven a Baños de Valdearados!

lunes, 4 de julio de 2022

Núm. 270 Camino de la Sierra: revisitando Arauzo de Miel

«No te fíes de serranos, que te pagan en madera», dicen en algunos pueblos de la Ribera, siempre con esa retranca de los pueblos vecinos. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, porque en la Sierra, como en cualquier parte, encontrarás gente de bien dispuesta a enseñarte sus pueblos.

Me recibe Feli en la plaza mayor, y luego, enseguida, se unirán Rocío y Carlos que andan recorriendo todos y cada uno de los pueblos del programa «¿Te enseño mi pueblo?». De hecho, Rocío ostenta el honor de ser la visitante número 1000, seguro que consigue ser también la 2000, porque el programa sigue creciendo. 

Decíamos que Feli nos recibe y nos pone un poco en antecedentes del entorno en el que estamos, un medio natural en el que bosques y montes son los protagonistas, y la historia del pueblo, con orígenes medievales constatados, aunque si nos atenemos a la etimología, seguramente tuvo pobladores Arauzo desde mucho antes.

Luego, nos explica algo sobre el magnífico edificio de nuestra espalda, el ayuntamiento, que en su momento fue también la vivienda de tres importantes personas para el pueblo: el secretario, el veterinario y la telefonista. 

Entramos en el edificio y ¡oh sorpresa!, nos encontramos en un teatro italiano, porque en Arauzo son muy aficionados al teatro, y tienen su propio grupo de teatro. Las butacas vinieron de Burgos, recuperadas de algún teatro de la capital,  y hoy forman un espacio acogedor, no solo para ver lo que se representa en el escenario, sino para albergar conferencias y encuentros culturales. Para algunos actos no hay que dormirse, pues a pesar de la escasa población, el salón se llena.

 


Arauzo de Miel es pueblo de casonas señoriales. En los alrededores de la plaza ya podemos ver varias, grandes portales enmarcados por arcos de medio punto, escudos, leyendas que remiten a tiempos pasados, también recuerdos de viejos oficios sobre los dinteles, pues «desde allí salía la diligencia que iba hasta Madrid». ¿A qué iban los serranos tan lejos? ¿Por qué embarcarse en aquel viaje, que duraría dos días para llegarse hasta la corte? ¿A vender madera?, ¿a estudiar? o ¿al médico en busca de una última esperanza para ese mal que no se terminaba de ir?

Útiles de herrador en el dintel de una casa

La madera dejaba mucho dinero, el monte hay que saber cuidarlo; si se cuida te da un medio de vida seguro. En la vecina Doña Santos, pedanía dependiente de Arauzo, una fábrica de pellet da trabajo a 80 personas, algunas llegan de muy lejos diariamente a trabajar.

Las casas de Arauzo tienen ese aire serrano peculiar, arcos de medio punto en las puertas de acceso, pequeñas ventanas, para protegerse de los fríos, en aquellas fachadas más expuestas, balcones para aprovechar la luz natural, grandes aleros con canes de madera para preservar las fachadas... Y los tejados las grandes chimeneas de cesto, que imitaban en su trazado el entrelazado de las cestas de mimbre; debajo de ellas el gran fuego bajo, alrededor del cual se colocaban los moradores para comer, calentarse y contar historias. 


 

El dinero de la explotación de la madera que pertenecía al Ayuntamiento se repartía en suertes. Con ese dinero se atendían distintas necesidades de los arauceños, incluida una dote para las muchachas casaderas, y la leña necesaria para el día a día. Hoy, con la desaparición de las cocinas económicas, prácticamente nadie acude a por su carga de leña. En cuanto al dinero, ya no se reparte, el Ayuntamiento lo emplea en «hacer cosas», porque los nuevos tiempos traen nuevas necesidades.

Pedro y Dolores se nos unen para la visita a la iglesia, que en lo alto domina toda la población. Está dedicada a Santa Eulalia de Mérida, la patrona, y probablemente ese patronazgo tenga que ver algo con la trashumancia. Pedro nos guiará también a la ermita, situada a relativamente poca distancia de la iglesia, al lado del cementerio.

Detalle de la fachada de la iglesia en el que se ve una sirena, un pez y el caracol

La imponente portada renacentista procede de un palacio que los Avellaneda tenían en Espeja de San Marcelino. Muestra, por ello, motivos paganos y hasta un caracol, que es preciso descubrir, si quieres aprobar. También cuenta en su fachada sur con un reloj de sol. 

La Virgen con el Niño fuera
En el interior pueden verse importantes tallas y cuadros, aunque destacaremos, por su originalidad, la Virgen de la O, que expectante lleva el Niño fuera, colgado de la cintura.

Hablemos también de la imponente talla del cristo; mide 2,55 m y está datada en el siglo XIII, edad que revelan los pies separados. Los de Huerta la llaman el Pajarón, mientras que los de Arauzo dicen de él que es «el Retejatejaos, porque al llevar la mano separada va llevándose las tejas». Dada su envergadura, solo sale en procesión el Día de la Trinidad.

El Día de la Trinidad es fiesta grande en Arauzo, con importantes corridas de toros en otro tiempo. 

Imagen del Cristo. El brazo izquierdo aparece desenclavado y separado del cuerp a la altura de la cintura ,l  ma

La tradición taurina de Arauzo tiene fama en la comarca. Ya lo dicen los de Huerta: «Toros en Arauzo, fiesta en Huerta; toros en Huerta, fiesta en Arauzo». La vecindad en este caso no es obstáculo para que los dos pueblos compartan la alegría de la fiesta.

La plaza de toros de Arauzo invita a la fiesta al final de un ameno paseo de plátanos, y de ese lado queda también el consultorio médico y la farmacia.

El municipio no está mal dotado de servicios, tampoco de instalaciones, pero los niños van a la escuela a Huerta o al instituto a Aranda. A estos últimos los recogen a las siete de la mañana, los primeros de la ruta, y regresan a las tres de la tarde: una hora de camino para ir y otra para volver. El tema del médico va en retroceso, como en todo lugar: de tener médico propio a contar con unos días y unas horas a la semana.

Por la mismísima plaza de toros pasa el Aranzuelo, un río modesto y alegre que alimenta los lavaderos, recuperados como lugar de esparcimiento para los niños  y no tan niños, que no dudan en chapotear y aliviarse de los calores del verano, allí mismo en el pueblo.


        









Muchas más cosas se pueden contar de Arauzo, de sus calles, casas, ermitas, alrededores... incluso de sus bares y de su miel, pero he querido dejar para el final la historia de Félix Rodríguez de la Fuente y su relación con ese municipio. 

Escultura en hierro de Rodríguez de la Fuente con el azor

 

Todo empezó cuando el joven Rodríguez de la Fuente fue en busca del azor, alguien le supo guiar a los pinares de Arauzo, y allí contactó con Eustasio Hernando y su familia, que supo guiarle al bosque en busca de Botafuego, el azor. Tenemos oportunidad de hablar con Araceli, la hija de Eustasio, que recuerda que don Félix no pudo asistir a su boda, porque aquel día cayó una nevada tan grande que ni tan siquiera el fotógrafo pudo acudir, y los novios debieron sacarse las fotos de la boda después; para ir a la iglesia tuvieron que abrir un camino entre la nieve.

Ya no nieva en Arauzo, la fuente al lado del monumento apenas deja agua, pero todavía algo queda en la memoria del pueblo del paso del naturalista por allí, a la búsqueda de azores. 

Con la memoria no siempre es suficiente, así que era necesario dar un paso más, y ese paso se dio con las jornadas que tuvieron lugar a finales de marzo del 2022, en las que Odile, la hija de Félix Rodríguez de la Fuente, acudió a inaugurar el monumento a su padre. Hubo talleres medioambientales, exposiciones guiadas por Isidro Ferreras, uno de los promotores de la iniciativa, y, como no podía ser de otra manera, exhibición de cetrería.


Panorámica de la exposición sobre Félix y la cetrería


Visitar un pueblo no es solo pasear por sus calles, admirar sus piedras y sus obras de arte, no es solo tomarse esa cerveza imperdonable en el bar; es hablar con su gente, reconstruir su memoria, recordar vivencias de otros tiempos, hablar de las tradiciones que se mantienen, e incluso de las que se perdieron... Es volver al pasado desde el presente para seguir mirando el camino que todavía queda por recorrer.