La versión más extendida del refrán con el que abríamos la anterior entrega dedicada a noviembre se enuncia como:
Bendito mes, que entra con los Santos, media con San Eugenio y termina con San Andrés.
Así que empezaremos mediando con San Eugenio, para seguir con otros santos de la segunda mitad de noviembre, para terminar en San Andrés.
San Eugenio, tiempo de castañas
Sobre la personalidad histórica de este santo, considerado primer obispo de Toledo, hay cierta confusión, pues se han llegado a nombrar hasta tres personalidades distintas. Hay constancia histórica de dos obispos de Toledo en la época visigoda con ese nombre, Eugenio I (636-646) y san Eugenio II (546-657), importante figura no solo de la Iglesia, sino también de las letras.
Sobre ellos, y según una versión interesada compuesta en el siglo IX, planea la figura de un san Eugenio, que habría vuelto a su ciudad natal, Toledo, para ser obispo, después de haber sido discípulo de Dionisio Areopagita y haber vivido en Roma. Siguiendo con la leyenda, tras su estancia en Toledo, habría ido a París a reunirse con san Dionisio, donde fue martirizado, siendo su cuerpo arrojado a un lago. Tras diversas vicisitudes el cuerpo de san Eugenio habría viajado finalmente a Toledo bajo el reinado de Felipe II.
Como si no fuera suficiente el ruido, hasta bien entrado el siglo XX, se consideró que un cuadro de El Greco, conservado en el Monasterio de El Escorial, representaba a san Eugenio cuando todo parece indicar que se trata de san Ildefonso.
Aunque se celebran otros San Eugenio a lo largo del año, el refranero no presenta dudas en fijar esta fecha, no solo por el refrán de cabecera de este artículo, sino porque también estamos en el tiempo de que los castaños den sus frutos, y empiecen a asarse sobre las brasas del hogar para completar, sobre todo en otro tiempo, la cena familiar. Por ello se dice:
San Eugenio, las castañas al fuego,
y su versión más extendida,
San Eugenio, las castañas al fuego, la leña en el hogar y las ovejas a guardar,
ambos recogidos en Quintana del Pidio nos llevan directamente al invierno con sus fríos, los rebaños recogidos, y las largas veladas, tan propicias para compartir historias, al amor de esa lumbre y esas castañas que calientan las manos.
San Clemente y el laboreo
De San Clemente sabemos que fue uno de los primeros papas, siendo obispo de Roma. Su muerte está igualmente rodeada de leyenda, pues según la más conocida fue arrojado al mar con un ancla al cuello por orden del emperador Trajano. Su fiesta es el 23 de noviembre.
Por San Clemente, abre/alza la tierra y tapa la simiente.
refrán que recogimos en Quintana del Pidio.
Este refrán es para algunos (Barniol et alii) el refrán de las segundas oportunidades, pues son más numerosos aquellos refranes que aconsejan sembrar como mucho a principios de mes. Recuérdese, Por los Santos, los trigos sembrados.
Por otro lado, recordemos que alzar es 'arar el terreno por primera vez , después de estar perdido o en rastrojo' (Martín Criado), por lo tanto este refrán aconseja también, para aquel que no lo haya hecho, labrar la tierra para dejarla reposar durante el invierno.
Santa Catalina trae la nieve
Otra santa, santa Catalina de Alejandría, cuya existencia se ha puesto en entredicho, en parte porque según algunos estudiosos habría sido un constructo cristiano para contrarrestar la figura de Hipatia de Alejandría. En un determinado momento, estuvo a punto de ser retirada de la liturgia de la Iglesia católica, pero hoy podemos seguir celebrando su fiesta el 25 de noviembre: De Santa Catalina a Navidad, un mes cabal.
Si hay un elemento que siempre aparece en la iconografía de la santa es la rueda dentada, con la que según la tradición fue martirizada, aunque no muerta, pues se produjo el milagro de que la santa no sufriera ningún daño. Según algunas leyendas más recientes, en muchas imágenes la rueda de santa Catalina solía ser de oro, pero la codicia o la necesidad de generaciones de párrocos terminaron vendiéndolas a museos en el mejor de los casos, o a desaprensivos que las fundieron para hacer joyas. Santa Catalina murió decapitada, y según la tradición sus restos fueron sepultados en el monte Sinaí.
Mural de Santa Catalina, de Nano Lázaro en el barrio de Santa Catalina (Aranda de Duero) |
El folklore y en general el refranero son muy generosos con esta santa, quizás propiciado por las fechas del año en que nos movemos. En la Ribera hemos documentado algunos refranes aparte del mencionado arriba.
Si a primeros de mes, podíamos ver la nieve en los altos, a estas alturas del mes es probable que la tengamos ya a la puerta de casa:
Por Santa Catalina, la nieve en la cocina,
refrán que puede oírse en distintos pueblos de la comarca, y también en su versión más completa, recogida en los pueblos del Valle del Riaza:
Para los Santos, la nieve en los altos, y para santa Catalina, la nieve por la cocina
Presentan un interés distinto los refranes que relacionan a esta santa, o mejor su fecha, con las costumbres gastronómicas de nuestros pueblos:
Por Santa Catalina, la berza es gallina,
refrán recogido en distintos pueblos de la Ribera.
La berza, abundante en este mes, era alimento obligado, todo un manjar en la mesa navideña, tal como nos lo relatan los hermanos Calvo Pérez (:
Por la noche, reunida toda la familia, se concluía ante el Nacimiento si lo había en casa, el rezo de las cuarenta avemarías (que se venía haciendo desde el uno de noviembre). La cocinera había preparado con deleite: esa misma tarde había bajado al huerto a coger la berza (ya decían que para Santa Catalina la besuguera —25 de noviembre— «la berza es gallina»). El padre había subido a la covancha para bajar el vino de la cuba; era un día muy especial y convenía beber de lo mejor, «de eso que metía agujas». El gallo, alimentado con cebada durante largos meses y curado al frío denlos hielos invernales, sería el manjar del segundo plato; a veces, se sustituía o acompañaba del besugo o del bacalao con tomate o rebozado. Mientras se preparaba el condumio, se asaban en rosario (unidas con hilo de bramante) las castañas en el brasero. Los postres, lógicamente, turrones: blando y duro, procedentes del intercambio con los familiares de la ciudad (a ellos se les envió el pollo y mandaron a vuelta de autobús los dulces). Y sobremesa casera: partidas a la brisca saboreando alguna copilla de ron, coñac, aguardiente o anís de la Asturiana.
Nótese también que la santa anuncia la temporada del besugo, Por Santa Catalina el besugo en la cocina, que alcanzará su auge y su precio alrededor de Navidad, y llegará hasta San Blas, el 3 de febrero.
San Andrés, una, dos y tres
He querido coger como subtítulo de esta sección esa frase de un juego infantil que me dieron como «refrán» los alumnos del C. R. A. Valle del Riaza,
Una, dos y tres, los tres pasitos de san Andrés,
para finalizar con este santo, también muy refranero, con el que terminamos el mes, sin lugar a dudas uno de las más refraneros también del año, al menos en la Ribera.
Terradillos de Esgueva, San Andrés (J. M. Cabañes)
Comencemos por la nieve, que es ya segura, y aquí no cabe duda de si es en los altos o en los bajos, pues, como hemos visto por Santa Catalina, llega ya hasta la cocina. Versiones largas y cortas se suceden, recogidas en prácticamente todos los pueblos de la Ribera:
- Por San Andrés, la nieve en los pies;
- Por los Santos la nieve en los cantos; y por San Andrés, en los pies;
- Por los Santos, la nieve en los cantos; por San Andrés, cierto es;
- San Andrés, cierta/segura es.
También el refranero se hace eco de esa sensación de estar en los días más oscuros y cortos del año.
- Para San Andrés, el día noche es;
- Por San Andrés, todo el tiempo noche es;
- Llegando San Andrés, todo el día noche es.
Porque como me comentaron en cierta ocasión en Terradillos de Esgueva, cuyo imagen de san Andrés ilustra esta sección, y donde tratan de conjurar la falta de luz con una iluminaria: «desde que comienza enero, los días tienen otra alegría, sobre todo por las tardes».
En definitiva,
Por San Andrés, el invierno cierto es,
resumen en Castrillo de la Vega.
Aunque estemos en invierno, todavía quedan algunas cosechas que recoger, como la de la miel, por ejemplo:
Si quieres miel, cata por San Miguel, y si quieres cera por las Candelas,
refrán recogido en Sotillo de la Ribera y Quintana del Pidio, donde aseguran que la mejor época para catar las colmenas es entre San Andrés y la Inmaculada, porque si se espera a las Candelas, lo más probable es que la miel se haya acabado, aunque siempre hay que dejar algo para alimento de las abejas.
En Campillo confían más en la cata tardía, y dicen:
Si quieres miel, por San Andrés, y si quieres miel y cera por las Candelas.
En otros lugares de la Ribera, principalmente por ser versos incluidos en las marzas, adelantan la cata, al menos nominal, a septiembre: Si quieres coger miel, cata por San Miguel.
Es también el tiempo, por los fríos, de ir matando los animales de engorde para ir preparando la despensa de todo el año:
Por San Andrés, mata tu res, chica, grande o como es,
aconsejan en Tubilla del Lago, y en el mismo pueblo recuerdan que
Por San Andrés, mata el pobre su cochino y el rico mata tres.
La oveja machorra, aquella que ya no pare, ha sido sacrificada a finales de octubre o primeros de noviembre, para celebrar el final de las vendimias.
Hablando de vendimias, ya ha pasado un tiempo de ellas, ya se puede beber el primer vino,
- Por San Andrés, el vino ya se puede beber; y
- Por San Andrés el mosto vino es.
dicen en Pardilla y Tubilla respectivamente, pero sobre todo se sabe que el que está en su mejor punto es el vino del año anterior, atestiguada por una serie de refranes que casi todos los ribereños saben y recuerdan en llegando estas fechas:
- El vino para San Andrés, añejo es;
- Por San Andrés el vino nuevo viejo es;
- Para San Andrés el vino joven añejo es.
Tiempo de regocijo sin duda, tiempo de abundancia invernal, de entrar en periodo festivo, porque como nos recuerdan desde Gumiel de Izán:
- De San Andrés a Navidad, veinticuatro días van;
- Desde San Andrés, las fiestas de tres en tres.
Bibliografía
- Barniol, Albert et alii (2014): Los refranes de el tiempo. Madrid: Espasa Calpe.
- Calvo Pérez, Juan José y Calvo Pérez, Roberto (1996): «La Navidad: memoria y relato», Cuadernos del Salegar, Año II, número 8, http://mimosa.pntic.mec.es/~jcalvo10/Textos-CdS/08-La%20Navidad.pdf, [consultada 25-11-2020].
- Cantera Ortiz de Urbina, Jesús y Sevilla Muñoz, Julia (2001): El calendario en el refranero español. Madrid: Guillermo Blázquez, Editor.
- Correas Martínez, Miguel y Gargallo Gil, José Enrique (2003): Calendario romance de refranes. Barcelona: Edicions de la Universitat de Barcelona.
- Díez Barrio, Germán (1996): Dichos didácticos. Refranes agrícolas de meses y santos. Vallladolid: Castilla Ediciones.
- Hurtado González, Luisa (2018): La meteorología en los refranes. Madrid: Ministerio de Agricultura y Pasca, Alimentación y Medio Ambiente. AEMET.
- Martínez Kleiser, Luis (1945): El tiempo y los espacios de tiempo y los refranes. Madrid: Librería General de Victoriano Suarez..
- ParemioRom. Paremiología romance: refranes meteorológicos y territorio. Universidad de Barcelona (http://stel.ub.edu/paremio-rom/es).
- Rubio Marcos, Elías, Pedrosa , José Manuel y Palacios, César Javier (2007): Creencias y supersticiones de la provincia de Burgos. Burgos: Ed. de Elías Rubio Marcos.
- Tubilla del Lago: Refranero, http://www.tubilladellago.com/refranero.html, [consulta: 13-11-2020]
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- — (2008): «Refranes agrícolas de Quintana del Pidio», Cuadernos del Salegar, núm. 55-56. http://mimosa.pntic.mec.es/~jcalvo10/Textos-CdS/55-56-RefranestiempoQuintana.pdf, [consulta: 3-11-2020].
- — (2012): Paremias y otros materiales de tradición oral en la Ribera del Duero. Estudio etnolingüístico y literario. Tesis doctoral dirigida por
María Josefa Postigo Aldeamil. https://infoling.org/elies/?t=ir&t=ir&info=Tesis&id=106&r=360Raquel, [consulta: 3-11-2020].
2 comentarios:
Los refranes que nos ofreces nos llevan a un tiempo de orden, trabajo duro y escasez. Aquellas castañas, aquella primera berza, el besugo de la Navidad...serían gloria bendita.
Santa Catalina es una santa que me cae bien, con su enorme libro. Traes de su mano a Hipatia y pienso en unas alumnas mías mayorcita que vieron la película de marras y se escandalizar de que en la peli los cristianos fueran los malos.Intenté explicarles...
Muy buen trabajo, como siempre, Carmen.
Es muy interesante este saber popular que vas recogiendo, principalmente en los pueblos de la Ribera. Según vas entrando en ello, tiene más miga de la que parece y además nos lo vas ilustrando con la vida de los santas y santos a los que se refiere el refrán, mientras el pueblo cuenta lo que va pasando en la naturaleza y en las costumbres esenciales de su día a día.
Recuerdo muy bien ese "alzar" por haberlo oído a mi padre, cuando no se iba a "arar", se iba a "alzar" y lo he recordado al leertélo. Alguna vez, creo, me fui con él porque sí tengo la imagen del arado entre los rastrojos.
Besos
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