sábado, 22 de julio de 2017

Número 166. Las informáticas de los ochenta

Esta entrada es atípica, no habla de refranes, ni de libros, ni tan siquiera de pueblos pequeños visitados a mi aire en ratos perdidos. Esta entrada está llena de nombres propios, y lo está porque está dedicada a todas las compañeras que allá por los ochenta, y algunas antes, estábamos ya pegándonos con los bytes.

La revista El Jueves, siempre tan aguda, dedica un temazo a los ordenadores de los 80, pero mire usted que en ninguna de sus viñetas aparece una sola mujer frente a alguno de aquellos añorados cacharros, y sin embargo, estábamos, y probablemente más de una añore el suyo, el suyo personal, y aquellos tiempos del cuplé.

Empezaré por una foto de mi primer ordenador personal, mío, mío, pagado con mi dinerito, que no quiere decir que fuera el primer ordenador ante el que yo me sentara. Todavía lo guardo, y más de una vez he pensado en donarlo a algún museo.

Ibm-convertible
IBM PC CONVERTIBLE

Hablamos de ordenadores personales, en el doble sentido de la palabra personal, pero es que para entonces, nosotras, las informáticas de los años 80, ya nos pegábamos a diario con grandes ordenadores, los mainframes, que por sí más sus periféricos ya ocupaban varias salas. Y si no pongo foto es porque eran muy poco fotogénicos y en las películas tenían que recurrir a las unidades de cinta dando vueltas para simular que los bits se movían por allí dentro.

Y allí estábamos, al pie de la consola, las informáticas de los 80, mis compañeras más cercanas, de las que seguro que olvido alguna: María José (la Atómica), que sabía mucho de una cosa llamada MVS; de Susi, Merche (que se nos murió un 8 de septiembre), que andaban enredando en las redes telemáticas; Maricarmen, María Antonia, Luci (a la que no vamos a dejar fuera), Cecilia (que también murió), que lo tenían todo a punto; Mariví, que operaba con soltura aquellos cacharros; Conchita (le jefa de los jefes); la otra Conchita y Rosa, del otro departamento, que probaban nuestros estropicios las largas noches en vela... 

Y luego estaban las que llegaron después, ya con su titulación en Informática bajo el brazo, como Fátima... Y como digo, he querido nombrar solo a las más cercanas departamental y geográficamente hablando, porque no me olvido de las informáticas del Centro de Proceso de Torrejón. Y seguro, seguro que me he olvidado a más de una, pero a esa le pido disculpas especialmente, y sé que comprenderá que las neuronas nos van fallando.

Sí, también teníamos nuestros referentes, las que sabían lo más de lo más, a las que acudía todo el mundo en apuros, las que siguieron demostrando su mucha valía años y años después, y entre ellas una con nombre y apellidos: Maripa Gimeno López-Dóriga. 

Y esta entrada se la dedico a mi referente particular, a Encarna Lillo, que me ayudó a perforar mi primer programa (en FORTRAN IV), en el Centro de Cálculo de la Complutense. Estábamos a mediados de los 70.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Intentaré no remontarme a los romanos.
Lo que mi memoria me dice, que me engañará, como siempre, es lo siguiente.
Entré en IBM España el 2 de noviembre de 1972.
IBM nos dio un curso de seis meses a un grupo de unas cuarenta personas, el ECI.
Entre ellas había una sola mujer, a quien IBM España intentó convencer de que accediera a Técnico de Ventas, ya que en IBM España no había ninguna vendedora, pero ella quería ser Técnico de Sistemas, que ya había en IBM España.
Más tarde, adquirí, tan pronto como pude, una acción de IBM Corporation, lo que me dio acceso a la información que distribuía IBM Corporation, entre la que estaba la que me ocupa.
El Gobierno de Estados Unidos impulsaba la discriminación positiva de mujeres y minorías raciales, lo que IBM Corporation incluyó en sus prácticas.
Si mi memoria no me engaña, se lo comenté a Asunción Díez-Canedo, Técnico de Sistemas, quien me pidió que le hiciera llegar el programa correspondiente, lo que hice, solicitando a IBM Corporation ambos programas.
Ello debió servirle a Asunción para apoyar su petición de ser la primera mujer Director de un Departamento de IBM España.
Ahora quiero reivindicar a un colectivo informático olvidado por la revolución tecnológica.
Me refiero a las perforistas, en general, y del Departamento de Perforación de IBM España, en particular, lo que incluía dar clases a las que lo quisieran ser, como fue el caso de mi sobrina y ahijada, Pilar Eizaguirre Alvear, quien, así, como perforista, fue como conoció a su marido, entonces también en ese área.
Había que cuidar mucho las buenas relaciones con las perforistas, porque eran indispensables para el trabajo informático, basado en fichas perforadas.
Creo que la directora del Departamento era María Jesús Armenta.
Hasta el año 1975, que yo recuerde, no se instaló el primer TSO, en el Centro de Proceso de Datos del Banco de Bilbao, en la calle Clara del Rey, con lo que tuve la suerte de dejar de perforar mis programas, solución desesperada a la que había recurrido, con mi equipo de programación del DPSS, ante el cuello de botella que suponía la perforación.
Así es que rapté del pasillo unas perforadoras desechadas, las introduje en nuestro despacho, y perforamos nuestros programas, hasta que el TSO nos permitió, por primera vez, introducir los datos, directamente, en archivos magnéticos, así se decía entonces, hoy tal vez diríamos digitales.
Me adhiero al recuerdo de Maripa Gimeno López-Dóriga, del trabajo al paritorio directamente, gran informática, mejor persona, y mucho mejor amiga.
También al de Conchita Mira García, directora del Centro de Proceso de Datos del Centro Técnico de IBM España, de quien debo decir lo mismo.
También Carmela Herrera, buena compañera, informática competente, y eficaz, quien acabó dirigiendo ¿la Seguridad informática de IBM España y Portugal?
Y, ya en el extranjero, a una persona legendaria, conocida como "SYS1.ROSY", quien, desde sus alturas, compartió con Rafael Prados y conmigo, un "workshop", en Alemania, en 1977.
O Barbara König, primera figura de la Auditoría Informática, quien me dio formación en Alemania, en 1995?, cuya mayor satisfacción era encontrar agujeros en los sistemas; le gustaba viajar y adoraba Brasil.

Abejita de la Vega dijo...

¡Un anónimo!

¡Y muy enterado!

Bueno, yo que quieras que diga a todo eso. En aquellos primeros tiempos, si alguien me hablaba de computadoras, mi imaginación pintaba unos artefactos enormes y misteriosísimos, con luces que se encendían y apagaban. Incluso hablaban en gangoso y escupían papeles perforados. Bip, bip, bip. Películas.

A finales del siglo pasado, los legos fuimos familiarizándonos con los llamados ordenadores, al principio demasiado aparatosos y difíciles de manejar, daban miedo. Fuimos aprendiendo porque empezaron a ser asequibles en todos los sentidos. Les perdimos el respeto.

Me encanta tu ordenador de museo, Carmen. ¡Una joya!

Gracias a los pioneros y pioneras como tú.

Un abrazo, Carmen.