domingo, 17 de abril de 2011

Número 13. Nunca falta un roto para un descosido

Hablamos hoy de rotos, porque el muy conocido refrán Nunca falta un roto para un descosido bien merece unas líneas.

¿Por qué rotos y por qué descosidos?

En la Edad Media, época en la que las telas no abundaban y eran caras, el que la ropa tuviera desgarrones era un auténtico problema, y las damas zurcían y zurcían sus vestidos una y otra vez para no tener que adquirir uno nuevo, y con ello poner en riesgo la economía familiar. El Marqués de Santillana, en cuyo ajuar por cierto, figuraban nobles telas entre otros objetos de valor, recogió entres sus refranes: Peor es el roto que el descosido, lo cual, ciertamente no es decir mucho, aunque bien pudiéramos considerar que se utilizaba ya para consolar a aquel que le había ocurrido alguna desgracia haciéndole ver que podía haber sido aún peor.

El profesor Cantera nos recuerda el refrán sefardí Lo roto por lo descozido, con equivalente en francés:  C'est qui est dechirée par ce qui est simplement découssu.

Hernán Núñez en el XVI nos da un nuevo refrán: :Si fuera el roto como lo descosido, no habría nada perdido. Es decir, las cosas pueden ir a peor, y en aquel tiempo ya se utilizaría con una clara intención metafórica.

Correas, un siglo después, recoge ya nuestro Nunca falta un roto para un descosido y dcie aplicarse a la mujer poco agraciadas (en cualquier sentido) para darle esperanzas de encontrar marido.

La Real Academia Española, en su Diccionario de Autoridades (1732) le da un sentido más general:
«Nunca falta un roto para un descosido. Refrán que enseña que los que son de unas mismas costumbres y modo de vida, se buscan y fácilmente se hallan, se aunan, hacen amistad y se corresponde. Lat. Egeno facile iungitur rudis pauper.(*)»
Finalmente hay que advertir que suele suceder no solo se emplea el refrán para consolar a las mujeres que no encuentran novio sino también para describir situaciones en las que algo empeora, como puede verse en el Refranero de Catámarca (Google Books, [consulta: 12/04/2011]): «Se aplica este refrán cuando alguien descompone una fiesta o interviene en una discusión con frases disonantes.» Y curiosamente añade lo de los pretendientes pero aplicado a los hombres: «Además se dice cuando un pretendiente no esperaba en ninguna forma, por su fealdad u otros motivos, que ninguna mujer lo acepte, es correspondido.» Este libro lo da como equivalente a otro refrán muy popular en América (México) Nunca falta una media (sucia) para una pierna podrida/llagada.

Cejador, lingüista español de principios del XX, proporciona otro sinónimo jugoso: Nunca falta un tiesto para una mierda", auqnue algunos más finos dicen:  
Nunca falta un tiesto para una maceta :-).

(*) Fácilmente se juntan los pobres rudos con los necesitados.

Bibliografía
Cantera Ortiz de Urbina, Jesús (2004): Refranero sefardí. Madrid: Akal.
Correas, Gonzalo (1627-2000): Vocabulario de refranes y frases proverbiales; edición de Louis Combet revisada por Robert Jammes y Maïte Mir-Andreu. Madrid: Castalia.
Cejador y Frauca, Julio (1928-1929): Refranero castellano. Madrid: Editorial Hernando. 2 vols.
Hernán Núñez (1555 = 2001): Refranes y proverbios.Edición crítica de Louis Combet, Julia Sevilla Muñoz, Germán Conde Tarrío y Josep Guia. Madrid: Ediciones Guillermo Blázquez..
López de Mendoza, Iñigo, Marqués de Santillana, (1980): Refranes que dicen las viejas tras el fuego. Ed. María Josefa Canellada. Madrid: Editorial Magisterio español.
Martínez Kleiser, Luis (1953): Refranero general ideológico español. Madrid: Editorial Hernando.

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