Solemos aplicar burlonamente lo de quien hambre tiene, con pan sueña, al que anda siempre hablando de lo que no tiene, con frecuencia también al plano amoroso o erótico de los sueños no alcanzados por ejemplo de tomarse un cafetito con George Clooney o Pé Cruz, pero ¿qué ocurre cuando el refrán responde a una realidad escalofriante?
La entrega de los cuerpos a sus familiares de quince presos que murieron en la prisión de Valdenoceda durante el franquismo nos deja un impagable testimonio del verdadero significado de este refrán:
«Mis mejores sueños eran siempre con pan. Soñaba con pan. ¿Cuánta hambre puede tener una persona para que sus mejores sueños sean un simple trozo de pan?».
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