lunes, 9 de enero de 2017

Número 143. La gitanilla. Al son de las sonajas

Parece que los gitanos y gitanas solamente nacieron en el mundo para ser ladrones: nacen de padres ladrones, críanse como ladrones, estudian para ladrones, y, finalmente salen con ser ladrones corrientes y molientes a todo ruedo, y la gana de hurtar y el hurtar son en ellos como accidentes inseparables que no se quitan sino con la muerte. 
¡Vaya principio que trae la poesía!, diríamos parodiando a don Juan Tenorio. 

Ya desde la presentación nos deja entrever Cervantes lo que después se sabrá, es decir que la gitanilla no es gitana, sino que fue robada, pero que a pesar de haberse criado entre gitanos y de haber aprendido sus artes y artimañanas, la fuerza de la sangre es tal que hace que sea alguien distinguida y noble ya que «la crianza tosca en que se criaba no descubría en ella sino ser nacida de mayores prendas que ser gitana, porque era en extremo cortés y bien razonada».

Una «aventura» casi paralela corre su enamorado, que se hace gitano y finge ser ladrón, pero en realidad va proveyendo de su peculio las arcas de la gitanería hasta que logra hacerse un lugar entre ellos. Más ¡ay!, cuando todo parece ir rodado para los jóvenes enamorados, la mala suerte se cruza y el noble caballero mata a otro de una estocada. En defensa propia, ¡no vayamos a creer!, tras haber puesto en duda su honor, algo que un caballero no puede consentir. Al final los deudos del finado aceptan una reparación económica, y ¡cómo no!, al ser ambos jóvenes de buena familia, todo queda olvidado y comen perdices y viven felices. 

Sin duda La gitanilla, tan políticamente incorrecta en diversos aspectos, empezando por el de la justicia igual para todos, no es historia para ser contada en el siglo XX, y menos en el XXI, pero dejemos este cuento en su tiempo y contexto y fijémonos en otros aspectos. 

Dice Luis Rosales en la introducción de la edición de RTVE, que es la que estoy manejando, que en La gitanilla, una de las novelas ejemplares más aplaudida, tan importante es lo que se cuenta como la forma de contarlo, y ahí es donde Cervantes, que en realidad siempre quiso realizarse como autor de comedias, pone toda la salsa de que es capaz en el tintero, y moja su pluma para dejarnos una obra visual y musical, más una comedia que una novela. Es fácil imaginarnos a esa salerosilla sobre un tablado moviendo las sonajas, los pies descalzos y revoleos de falda ejecutar los romances insertos en la obra. Lo demás, a todas luces importa menos, el gozo estético está asegurado.


Sonaja (Fundación Joaquín Díaz)

Mucho se ha hablado de la música en la obra cervantina, no solo en el Quijote sino también en toda su producción. Los pasajes de La gitanilla suenan y resuenan a los oídos del lector. 
De entre el son del tamborín y castañetas y fuga del baile salió un rumor que encarecía la belleza y donaire de la gitanilla, y corrían los muchachos a verla y los hombres a mirarla. Pero cuando la oyeron cantar, por ser la danza cantada, ¡allí fue ello! 
Se ganan las vida las gitanas, no tanto robando como se declara al principio, sino valiéndose de su salero para conseguir algunas monedas u objetos de valor, no solo de entre la gente del pueblo, sino también de las señoras principales, que las invitan a sus casas para deleitar sus ocios y retiros. Los romances de Preciosa parecen tener un atractivo especial, sobre todo si se hace acompañar de las sonajas.
... después de haber bailado todas, tomó Preciosa unas sonajas, al son de las cuales, dando en redondo largas y ligerísimas vueltas, cantó el romance siguiente: 

Árbol preciosísimo 
que tardó en dar fruto
... 
Bailar en honor de los santos, en este caso en honor de santa Ana el día de su fiesta, es tradición de gran raigambre castellana, que Cervantes sabe aprovechar, aunque para ello se tome la licencia de que Preciosa baile en solitario separándose del grupo de las otras gitanillas.  

Los poemas que adoptan formas populares se suceden. Son numerosas las salidas de Preciosa y las otras gitanas por la corte a fin de ganarse el sustento, forman corros, cantan, bailan, y la gitana vieja va recogiendo los cuartos que les echan. Una forma honesta de ganarse la vida que desdice de la afirmación del primer párrafo. Preciosa no duda en incluir en su repertorio sucesos recientes, cronista improvisada, o no tanto, va poniendo al día a los oyentes acerca de los acontecimientos de las Españas.
Y así granizaron sobre ella cuartos, que la vieja no se daba manos a cogerlos. Hecho, pues, su agosto y su vendimia, repicó Preciosa sus sonajas y, al tono correntío y loquesco, cantó el siguiente romance:
-Salió a misa de parida
la mayor reina de Europa,
en el valor y en el nombre
rica y admirable joya.
Ahora, donde sin duda muestra Preciosa todas las habilidades aprendidas de las gitanas viejas para el halago de las damas, es al decir al buenaventura  a las señorass de alta alcurnia, buena forma de ganárselas para sus intereses: 
-Hermosita, hermosita,
la de las manos de plata,
más te quiere tu marido
que el Rey de las Alpujarras.
Poco importa que la buenaventura abunde en ripios, Preciosa sabe prometer y va prometiendo, dejando lo mejor para el final, o mejor, como buena Sherezade para el día siguiente:
Cosas hay más que decirte;
si para el viernes me aguardas,
las oirás, que son de gusto,
y algunas hay de desgracias.
Comentario para el club de lectura La Acequia.

5 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Excelente. Esta novela, además de sus virtudes técnicas tiene la de la contemporaneidad. Es la primera narración española -no sé si europea- en la que los protagonistas se encuentran en el mundo gitano retratando costumbres del tiempo. Crea escuela, desde luego. Y me gusta el inicio, pero me gusta por la primera palabra del inicio: ese parece, sin el cual nada de lo que viene después se entiende. Y cómo lleva lo popular a la literatura culta.

Contando los sesenta dijo...

No es atinado juzgar los argumentos que manejan los clásicos con la mentalidad de quien vive cuatro siglos después porque con esa medida difícilmente pasaría el tamiz ningún autor. Dicho lo cual me parece que el lenguaje de Cervantes, la construcción de su prosa son totalmente modernos. Cuanto más lo leo más le descubro como el creador de la novela moderna. Lo que él no pretendió, ciertamente, pues él pretendía ser reconocido como dramaturgo, igual que López. Ay.

Paco Cuesta dijo...

He de retomarla, pero mi recuerdo es que cuenta con todos los atributos necesarios para una novela cálida e inolvidable.

Ele Bergón dijo...

Sí la verdad que el empiece es un poco fuerte, amortiguado por ese "parece que" y como bien apunta Mª Ángeles en su entrada y Pedro lo dice en su comentario, todo es un parece que, pero no es lo real. Preciosa tiene lo heredado, su sangre paya y lo adquirido. Los dos se complementan. Es una gitana muy ilustrada, no es así las que yo he conocido.

Besos

Abejita de la Vega dijo...

Nos parece estar dentro del público, escuchando los versos. Suenan las sonajas, la vemos bailar, es como si asistiéramos a una comedia con la gitanilla de protagonista. Es como tú nos dices en la entrada. Hay música y comedia.

Reconozco que a mí me chirriaba un poco el personaje, tan relista, tan pizpireta, tan locuaz, demasiado para una gitana de quince años del siglo XVII. ¡Y sabía leer! Ahora Preciosa y yo hemos hecho las paces.

Besos