lunes, 8 de febrero de 2016

Número 106. El alcalde de Zalamea. Haz lo que te manda tu señor.

Contribución a la lectura colectiva de El alcalde de Zalamea en La Acequia.

Avanza la obra, la conversación entre don Mendo y Nuño se alarga mientras se aproximan a la casa de Isabel. El criado teme si repara en él el dueño, don Mendo se envanece:
Nuño:
Temo, si acierta a mirarme
Pedro Crespo...
Don Mendo:
¿Qué ha de hacerte,
siendo mi criado, nadie?
Haz lo que manda tu amo.
Nuño:
Sí haré, aunque no he de sentarme
con él a la mesa.
Don Mendo:
                         Es propio 
de los que sirven, refranes.
Era la costumbre que los señores, cuando iban de camino o tenían que comer solos, sentaran a su mesa a uno de sus criados, mientras los demás les servían con gusto, pues solía ser un honor rotativo. Sin duda era un signo de deferencia hacia los criados, una forma de premiar su obediencia, a veces ciega.

Algunas escenas después, ya aposentado don Lope en casa de Pedro Crespo le pedirá a este que sea su hija la que le acompañe, pues el labrador ha dado licencia a los criados para servir completamente a su huésped. 
Crespo:
                      Yo, señor,
dije, con vuestra licencia,
que no entraran a serviros
y que en mi casa no hicieran
prevenciones; que a Dios gracias,
pienso que no os falte en ella
nada.
Don Lope:
Pues no entran criados,
hacedme favor que venga
vuestra hija aquí a cenar
conmigo.
Isabel acepta más por obediencia que por gusto y así lo manifiesta:
                               Está
el mérito en la obediencia.
Cocina baja de casa señorial

Como en las ocasiones anteriores, el refrán en la época era muy conocido y casi todo los recopiladores lo habían incluido con ligeras variantes:
  • Haz lo que te manda tu señor, y pósate con él a la mesa (Marqués de Santillana).
  • Haz lo que manda tu señor, y sentarte has con él a la mesa (Espinosa).
  • Haz lo que tu amo te manda, y assientate con el a la tabla (Vallés).
  • Haz lo que te manda tu señor, y sentarte has con él al sol (Hernán Núñez).
  • Haz lo que te amo te manda, y sentarte has con él a su mesa (Covarrubias).
  • Haz lo que tu amo te manda, y sentarte has con él a la mesa (Correas)
  • Sé mozo bien mandado, comerás a la mesa de tu amo (Correas) 
A estos habría que añadir el comentario que introduce Juan de Valdés en el Diálogo de la lengua, lo que sin duda nos está hablando de su popularidad, ya que el gramático se refiere a él con toda naturalidad como algo muy conocido:
Si avéis bien mirado en ello, hallaréis que pongo a quando el vocablo que precede acaba en consonante, y no lo pongo cuando acaba en vocal, y assí, escriviendo este refrán, pongo: Haz lo que tu amo te manda, y siéntate con el a la mesa, y no asiéntate.
Esto en cuanto a la forma, pero si atendemos a su significado, en el Seniloquium, una de las primeras obras en glosar los refranes, encontramos una justificación sin límites de esta obediencia que los servidores, en sentido amplio, deben a sus señores: 
Faz lo que te manda tu sennor, et asiéntate con él a la mesa.
Porque quien hizo en la batalla algo prohibido por el general o no cumple lo ordenado es castigado a muerte, incluso si hubiere obrado correctamente. Y si alguien, oponiéndose el dueño y especialmente si lo prohíbe, se inmiscuye en la administración de sus asuntos, aunque la tarea esté correctamente realizada, no tiene facultad de obrar contra el dueño sobre los desembolsos hechos en la administración. Si un príncipe hubiese mandado a un juez que dicte sentencia a un siervo contra Derecho, debe obedecerle. Lo afirman los Comentaristas e distintos pareajes (p. 168)
Igualmente lo encontramos glosado en el Teatro universal de proverbios:
Haz lo que tu señor te manda / y siéntate con él a la mesa
   A cualquier buen serbidor,
para hacer lo que debe,
conviene andar a sabor
y a placer de su señor,
y no hay do mejor se pruebe.
    Y al que esto se desmanda 
a ratos después le pesa
y puedenle decir, anda,
y haz lo que tu amo manda
despues sientate a su mesa. 
Lo encontramos también en el Quijote en boca de Sancho, cuando llega con su amo al Ebro y ven allí una barca desvencijada en la que don Quijote ve una invitación para una nueva aventura. 
—Pues así es —respondió Sancho— y vuestra merced quiere dar a cada paso en estos que no sé si los llame disparates, no hay sino obedecer y bajar la cabeza, atendiendo al refrán: «Haz lo que tu amo te manda, y siéntate con él a la mesa»; pero, con todo esto, por lo que toca al descargo de mi conciencia, quiero advertir a vuestra merced que a mí me parece que este tal barco no es de los encantados, sino de algunos pescadores deste río, porque en él se pescan las mejores sabogas del mundo (Quijote, II, 29).
Por su parte, Tirso de Molina lo puso también en boca de un lacayo, Gulín, en su drama bíblico Tanto es lo de más como lo de menos:
Mandome, en fin, que viniese
por el oro, que escondidoguardó anoche, prevenido
que nadie en casa me viese:
es mi amo, y yo soy fiel,
pues dice el refrán que anda:
«Haz lo que tu amo te manda,si quieres cenar con él».
Para finalizar diremos que no siempre, al igual que ocurría con Nuño e Isabel, se sentaban los criados de buen grado a la mesa de los señores. De la misma época que los documentos anteriores, y algo anterior a la obra de Calderón tenemos este fragmento de una obra de 1619: Diálogos familiares en lengua española de Juan de Luna:
A. Entonces muchas mercedes, quando le doy occasion, me ha de perdonar, que quando no se la doy, ni grado ni gracias.
Ama. Dexate de retoricas, y haz lo que tu amo te mando.
A. Si harè, aunque no por esso me tengo de assentar con el a la mesa (CORDE; consulta: 08-02-2016). 
Hoy este refrán está completamente en desuso y ya solo nos quedan de él estos recuerdos literarios, aunque en parte su espíritu  —obedecer al que manda tenga o no razón— perviva en refranes tales como Donde manda el amo se ata la burra, y si se ahorca que se ahorque; Donde hay patrón no manda marinero o más modernamente El jefe siempre tiene la razón

Bibliografía
  • Calderón de la Barca, Pedro (1636 = 1981): El alcalde de Zalamea. Ed. de José María Díez Borque. Madrid: Castalia. 
  • Celdrán Gomariz, Pancracio (2009): Refranes de nuestra vida. Con su explicación, uso y origen. la vida cotidiana. Barcelona: Editorial Viceversa.
  • Cervantes, Miguel de (1605, 1615 = 2005): Don Quijote de la Mancha. Ed. de Francisco Rico. Instituto Cervantes. [En línea]: (http://cvc.cervantes.es/literatura/clasicos/quijote/), [consulta: 08-02-2016].
  • Correas, Gonzalo (1627 = 2001): Vocabulario de refranes y frases proverbiales, ed. Louis Combet, revisada por R. Jammes y M. Mir, Madrid: Castalia. Nueva Biblioteca de Erudición y Crítica, 19.
  • García de Castro, Diego (s xiv = 2006): Seniloquium. Fernando Cantalapiedra y Juan Moreno (eds.). Valencia: Universidad de Valencia. 
  • Marqués de Santillana (1508 = 1980): Refranero. María Josefa Canellada (ed.) Madrid: Editorial Magisterio Español.  
  • Núñez, Hernán (1555 = 2001): Refranes y proverbios en romance. Edición crítica de Louis Combet, Julia Sevilla, Germán Conde y Josep Guia. Madrid: Guillermo Blázquez, Editor; 2 vols.
  • Real Academia Española: Corpus diacrónico del español (CORDE). [En línea]: (http://www.rae.es/recursos/banco-de-datos/corde), [consulta: 08-02-2016. 
  • Tirso de Molina (1614): Tanto es lo de más como lo de menos. Wikisource. [En línea]: (https://es.wikisource.org/wiki/Tanto_es_lo_de_m%C3%A1s_como_lo_de_menos),  [consulta: 08-02-2016]. 
  • Vallés, Mosén Pedro (1549 = 2003): Libro de refranes y sentencias de Mosé Pedro Vallés. Ed. de Jesús Cantera Ortiz de Urbina y Julia Sevilla Muñoz. Madrid: Guillermo Blázquez, Editor.

6 comentarios:

pancho dijo...

Hay una auténtica exhibición de buenas formas a la mesa y ofrecimientos de silla en la obra, sobre todo entre don Lope y don Pedro. El labrador hace esfuerzos por comportarse como el militar.
Muy interesante relación de usos del dicho en los distintos autores.
Saludos.

Ele Bergón dijo...

Lo que saco en conclusión después de leer tu bien documentada entrada, es que este refrán de hacer lo que el amo manda y el sentarse a la mesa como recompensa , parece que se ha ido repitiendo a lo largo de los años, porque es obligación de criado ser sumiso en todo, por el simple hecho de serlo y será recompensado de vez en cuando, que es como se mantiene la conducta mejor, con refuerzos intermitentes. Por el contrario si se rebela será castigado. ¡Qué listos eran y son los que mandan! Si eres sumiso, recompensa, si eres rebelde, castigo. Solo Sancho se atreve a advertir a su amo y Nuño, que decide ser digno y optar por declinar la invitación de sentarse a la mesa con Pedro Crespo.¡ Qué difícil es ser rebelde incluso en la actualidad que en el día a día nos lo está demostrando.

En fin, que no me gusta este refrán. Eso no quiere decir que no me guste tu entrada.

Besos

La seña Carmen dijo...

Son muchos los refranes de la época que hablan de la relación amo/criado, una relación bastante compleja, siempre de cara a dar más lustre a sus señores, claro, porque de los criados no se preocupaban mucho.

Sí, Pancho, leyendo la obra con una cierta atención vemos mucho de buenas formas, de actitudes y comportamientos caballerosos, cortesanos y casi diríamos versallescos. ¿Quién debía sentarse primero a la mesa?, ¿quién ofrecer la compañía?, ¿cómo aceptarla? Hoy serían meras reglas de urbanidad, en algún caso más que trasnochadas, pero entonces eran auténticas leyes de comportamiento que no podían ser quebrantadas.

La entrada del Seniloquium me ha parecido especialmente significativa.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Y Sancho llega a sentarse ya no con su amo sino con una duquesa... y se da cuenta de que sirve como bufón. No sé si era por deferencia o por evitar comer solos. En esta comedia de Calderón, además, está en el núcleo del conflicto.
Magnífico y útil análisis, como siempre.

Abejita de la Vega dijo...

Es un refrán antipático. Era un honor comer con el amo y se suponía que la comida era mejor. Premio al aguante y la sumisión.

Porque los criados engullían unas viandas inferiores o comían sobras. Recuerdo al Buscón que comía las sobras de los pupilos del Dómine Cabra, que ya eran bastante parcas. Aquel caldo con el tocino que servía para una y otra vez.

Al corro de la patata, comeremos ensalada, como comen los señores, naranjitas y limones. Alupé, alupé, sentadita me quedé.

A mandar que para eso estamos, que donde hay patrono no manda marinero, ajo y agua. Perdona, Carmen, que me salga la vena rebelde.

Un buen trabajo el tuyo, el refranero dice mucho de las condiciones de vida.

La seña Carmen dijo...

Nada que perdonar, porque a mí me encantan las rebeldías. Yo tenía fama de ello, pero ¡ay!