domingo, 20 de junio de 2021

Núm. 241. Por los Reyes lo conocen los bueyes

De los Reyes a San Antón crece la luz 

Hemos entrado en el mes de enero, en el que, según decir de mis amigas de Terradillos, las tardes tienen más alegría. Y en llegando San Antón, empezamos a quitarnos la modorra del invierno, según comentarios que se oyen también por la Ribera.

Grupo escultórico de los Reyes Magos
Retablo, Gumiel de Iźan (P. Las Hayas)

 

Ya nos decían, al llegar Navidad, que los días crecían el paso de una gallina, y seguirán creciendo a lo largo del mes, emprendiendo la carrera hacia el equinoccio de primavera.

Por los Reyes lo conocen los bueyes,

y para mayor precisión: 

Por los Reyes lo conocen los bueyes, y por San Sebastián una hora más.

San Sebastián es el 20 de enero, un santo muy refranero, como vamos viendo, pero tres días antes es San Antón, el 17 de enero, y el refranero no termina de ponerse de acuerdo acerca de cuánta más luz tenemos, porque también dicen:
Por San Antón, media horita más de sol;
A las cinco y con sol, el día de San Antón,

ambos recogidos en Gumiel de Izán.

San Antón también tiene algo que decir respecto a las nieblas: 

San Antón, frío y tristón, barre las nieblas a un rincón;

y

Por San Antón, ninguna niebla llega a las dos.

Algo que no siempre se cumple pues este año, in ir más lejos, las nieblas no terminan de levantar. Por otro lado, y como ocurre en tantas ocasiones, el propio refranero se corrige cuando dice:

San Antón mete a las mozas en un rincón,

refrán recogido en Gumiel de Izán, aunque poco les dura a las mozas este estar escondidas pues se suele añadir: 

.... y por San Sebastián las saca a pasear.

San Antón y San Sebastián son ambos santos festeros, a los que se festeja en muchos pueblos de la Ribera.

San Antón, patrón de los animales

Imagen de San Antón el día de su fiesta, con guirnaldas rojas, estola roja, y el cochino del pie con lazo rojod
San Antón (Aranda de Duero, 2010)

Este día era el propicio para que los que tenían buenos machos, buen ganado,  —nos cuenta Victoriano del Olmo de Pardilla— los adornasen y fueran hasta la puerta de la iglesia, donde el cura salía a bendecirlos. Se decía: 

San Antón de enero, huelga la mula y trabaja el mulero.

Esta costumbre se sigue aún en algunos pueblos de la Ribera, como por ejemplo en Aranda, donde además se rifa un cochino:

San Antón, santo francés,
santo que no bebe vino,
y lo que tiene a sus pies,
es un cochino.

En otro tiempo, el cochino de San Antón era un animal que compraban de pequeño las cofradías y que se criaba con la concurrencia de toda las vecindad. El cochino iba por la calle, y allí donde le llegaba la noche lo cobijaban y alimentaban; de ahí la comparación ser como el cochino de San Antón para referirse a las personas que callejean muchos, que van de casa en casa. Al llegar la fiesta del santo, se subastaba el cochino y lo que se sacaba se empleaba en remediar alguna necesidad. Hoy se ha perdido en la mayoría de los pueblos esa costumbre, a ver dónde cobijas al animalito, pero se conserva en algunos la rifa siempre con fines benéficos.  

No obstante, quizá por estas fechas, el animal en el que más se fijaban antiguamente eran las gallinas, que con el aumento de luz volvían a poner regularmente, y ya se sabe la importancia de los huevos para la economía familiar. A continuación, sin que los pueblos sean excluyentes, algunas muestras:

San Antón la gallinita pon (Adrada);
Por San Antón, la gallina pon y si no, retortijón (Gumiel de Izán, Tubilla, Quintana);
San Antón, la gallina pon y todos los huevos en un montón.

Para las gallinas perezosas siempre existía el refrán que les daba un poco más de margen: 

Por San Antón, la gallina pon, y para las Candelas, las malas y las buenas,

recogido en Peñaranda.

En esta época también empezaba la época de celo de algunas aves, de lo cual se aprovechaban algunos para utilizarlas como reclamo: 

Por San Antón entra en celos el perdigón,

dicen en Tubilla del Lago.

En definitiva, que 

Hasta San Antón, Pascuas son.

Actualización 20-06-2021 

Imagen de San Antón Abad en Berlangas de Roa
San Antón (Berlangas de Roa)   

En Berlangas de Roa es costumbre que las mujeres que van a dar a luz coloquen, unos días antes del parto, un huevo como ofrenda delante de la imagen de San Antón que hay en la iglesia.

San Sebastián, el primero

A la competitividad que mantiene la festividad de San Sebastián con otras fiestas próximas, los llamados santos frioleros, ya le dedicamos un post cuyo contenido no voy a repetir; solo haré hincapié en los viajes de los refranes, que aparecen donde menos te los esperas. Es el caso de 
El veinte de enero, San Sebastián el primero. Detente, varón, que el primero es San Antón. Detente, detente, que el primero es San Vicente,
que en la Ribera constatamos en Quintana del Pidio y Alcozar. San Vicente se celebra el 22 de enero, luego no va antes, sino después de San Sebastián y San Antón, al menos en el calendario. En ninguno de los dos lugares se celebra San Vicente, en Quintana sí San Sebastián, aunque Alcozar sí tuvo un importante monasterio dedicado al santo, luego la importancia de anteponer San Vicente a las otras festividades continúa siendo un misterio, que los informantes no nos supieron explicar. 
 
Las razones por las que se replican refranes sin aparente lógica es tema abierto entre los investigadores.
 
En cuanto a las horas de luz, parece ya claro el aumento de los días, hasta el punto de precisar que tiene una hora más: 
San Sebastián, una hora más (Quintana del Pidio)
y en La Horra recuerdan que no solo crece el día, también las horas de trabajo para el obrero:
Para Reyes lo notan los bueyes, y para San Sebastián el gañán.
 
Recordaremos también que en Tubilla del Lago dicen:
Por San Sebastián, las calabazas al corral,
otro refrán cuyo significado presenta dudas, y que no aparece recogido en los principales refraneros, ni tan siquiera en el De Hoyos (1954)con su atención a las labores y los frutos del campo.
 

San Vicente

Y así llegamos al 22 de enero, donde se festeja a San Vicente, santo que ya hemos visto que sabe colarse de tapadillo en algunos refranes. 

San Vicente fue el ayudante de San Valero, al que ayudaba en la predicación en aquella Hispania bajo el gobernador Daciano que mandó martirizarlo e incluso profanar su cuerpo después de muerto.

Por San Vicente ya se constata que el invierno va cuesta abajo:  

Por San Vicente, el invierno pierde un diente,

nos recuerdan en Adrada, aunque en Tubilla prefieren no echar las campanas al vuelo y nos dicen que es enero y no el invierno el que está perdiendo fuerza:

Para San Vicente, enero pierde un diente.

En cualquier caso, va siendo hora de empezar con otras labores agrícolas y tratar de que la simiente prospere, porque sería tontería sembrar después de este día:

Por San Vicente, alza la mano de la simiente,

refrán recogido en Peñalba de Castro.

 

Bibliografía


  • Almanaque de tradición. Fundación Joaquín Díaz, [consulta: 28-1-2021].
  • Barniol, Albert et alii (2014): Los refranes de el tiempo. Madrid: Espasa Calpe.
  • Cantera Ortiz de Urbina, Jesús y Sevilla Muñoz, Julia (2001): El calendario en el refranero español. Madrid: Guillermo Blázquez, Editor.
  • Díez Barrio, Germán (1996): Dichos didácticos. Refranes agrícolas de meses y santos. Vallladolid: Castilla Ediciones.
  • Hoyos Sancho, Nieves de (1954): Refranero agrícola española. Madrid: Ministerio de Agricultura. 
  • Hurtado González, Luisa (2018): La meteorología en los refranes. Madrid: Ministerio de Agricultura y Pasca, Alimentación y Medio Ambiente. AEMET.
  • ParemioRom. Paremiología romance: refranes meteorológicos y territorio. Universidad de Barcelona (http://stel.ub.edu/paremio-rom/es).
  • Ugarte García, María del Carmen (2007): El refranero del C. R. A. Valle del Riaza. [En línea]: http://cravalledelriaza.centros.educa.jcyl.es/sitio/index.cgi?wid_seccion=6&wid_item=87, [consulta: 28-1-2021].
  • «Refranes agrícolas de Quintana del Pidio», Cuadernos del Salegar, núm. 55-56. [En línea]: http://mimosa.pntic.mec.es/~jcalvo10/Textos-CdS/55-56-RefranestiempoQuintana.pdf,[consulta: 28-1-2021].
  •  — (2012): Paremias y otros materiales de tradición oral en la Ribera del Duero. Estudio etnolingüístico y literario. Tesis doctoral dirigida por
    María Josefa Postigo Aldeamil. [En línea]: https://infoling.org/index.php?lang=es&p=informacion&t=ir&info=Tesis&id=106&r=,
    [consulta: 28-1-2021].

jueves, 3 de junio de 2021

Núm. 250. Todo se desmorona

Cuando yo iba al colegio, encima de la mesa de la profesora había una hucha que representaba la cabeza de un chinito, un negrito, o un indiecito, aunque este era más raro. Se deslizaban allí monedas ocasionalmente, aunque había días especiales en los que había que acudir a la hucha de casa para poder llenar un poco más la del cole.


Primer plano de una joven negra
Joven senegalesa (Concha Arias)

Aquella colecta, ahora estaríamos hablando de un crowfunding, tenía por objeto la obtención de fondos para ayuda al tercer mundo; o quizás eso vino después, porque aquellos fondos se recaudaban para la conversión a la fe cristiana, a la verdadera fe, de chinitos, negritos e indiecitos, todos ellos unos salvajes, a los que todavía el verdadero Dios no había tenido a bien revelarse. Por ello, los privilegiados del primer mundo, que sí que conocíamos al verdadero Dios y éramos poseedores de la verdadera cultura, teníamos que acudir en su ayuda. Nuestros mensajeros, nuestros enviados eran los misioneros.

-Dices que hay un Dios supremo que hizo el cielo y la tierra -dijo Akunna al señor Brown en una de sus visitas-. También nosotros creemos en Él y le llamamos Chukwu. Él creó el mundo y a los demás dioses.

Akunna era uno de los grandes hombres de aquella tribu, el señor Brown uno de los primeros misioneros en llegar a cristianizar a aquellos hombres y mujeres.

Al señor Brown, hombre razonable que logra expandir la nueva fe más allá de lo esperado, le sustituye el señor Smith, mucho más radical que dividía el mundo en blanco y negro; y para él, el negro era malo. 

El blanco consigue imponer no solo su fe, también sus leyes, y entonces llega el principio del fin, del orden natural que había reinado hasta entonces. Un orden natural cruel en demasiadas ocasiones, que sacrificaba niños e inocentes a la madre Tierra, pero que sabía mantener un equilibrio entre los hombres y la Naturaleza. 

El escritor nigeriano Chinua Achebe dejó para la posteridad una novela escrita en inglés, Things Fall Apart, sobre la historia de su pueblo, cuando a finales del siglo XIX llegaron allí los primeros misioneros británicos, y con ellos cambió la vida de los indígenas. 

Aunque Achebe puede ser considerado un hijo de esa cultura británica nacida de la colonización, la novela está claramente escrita desde dentro, describiendo con minuciosidad esa sociedad patriarcal, donde todo está reglado, donde las mujeres -los hombres se hacen ricos también en esposas- y los niños están a su servicio. 

Por muy buena posición que tuviese un hombre, si no es capaz de controlar a sus mujeres y a sus hijos (sobre todo a sus mujeres) no era realmente un hombre. 

Las mujeres y los niños, sobre todo los hijos adolescentes, cumplen un papel fundamental en la novela. Entre las primeras destaca, sin duda, Ezinma, la hija adolescente de la segunda esposa de Okonkwo, el protagonista, un «hombre de títulos» que se lamenta a menudo, y en silencio, de que esta hija suya no hubiera nacido varón para poder sustituirlo dentro de la tribu. 

Ezinma no tuvo una buena infancia, sus primeros años fueron los de una niña enfermiza. Sus hermanos habían muerto prematuramente; en la tribu se decía que era un ogbanje, niños malignos que morían y volvían a reencarnarse sucesivamente para atormentar a sus madres. Sin embargo, Ezinma había sobrevivido, y pasados algunos años, el hechicero fue capaz de desenterrar su iyi-uwa, la piedra que la unía a su pasado malvado, y con ello romper el vínculo. Ezinma sufriría otras enfermedades a lo largo de su niñez, pero los cuidados de sus padres conseguirían curarla.   

También se mueve por los alrededores, la sacerdotisa Chielo, que se habla directamente con Agbalá, la poderosa diosa que rige los destinos de los hombres de las aldeas.

Personajes ricos, llenos de matices, situaciones llenas de magia y de ritos... Un mundo desconocido para los europeos, pero sin duda, lleno de enseñanzas de esa sabiduría popular que fluye por todos los pueblos y que solo la mal llamada civilización viene a destruir. 

La novela original se publicó en 1958 y constituye un hito dentro de la literatura africana escrita en inglés. Hoy sin duda forma parte del repertorio de novelas imprescindibles que alguna vez hay que leer, y yo diría que hasta releer.

El texto está lleno de expresiones y palabras indígenas para nombrar lo singular y característico de aquel modo de vivir; un glosario al final del libro ayuda a su comprensión, aunque es el propio texto el que se encarga de aclararnos su significado. 

La traducción al español se publicó en 1997 y su traductor,  José Manuel Álvarez Flórez, se mantuvo fiel a la traducción literal al poner en español los muchos proverbios y sentencias que van marcando el relato.

Cerremos este comentario con uno de ellos.

Pero como dice un proverbio ibo, cuando un hombre dice sí, su chi dice sí también sí. Okonkwo decía sí con mucha fuerza; por eso su chi lo decía también. Y no solo su chi, sino también su clan, porque juzgaba a un hombre por el trabajo de sus manos.

Nota: La ilustración de este comentario, que bien podría ser la joven Ezinma, es una creación de Concha Arias, a la que agradezco me haya dejado utilizarla.

Título: Todo se desmorona
Título original: Things Fall Apart
>Autor: Chinua Achebe
Traductor: José Manuel Álvarez Flórez
Editorial: Ediciones del Bronce
Año: 1997.

martes, 1 de junio de 2021

Núm. 249. San Martín de Rubiales

En trigos verdes
Una amapola sola.
Carmen lo capta.
(Luz del Olmo)

 
una amapola en medio de un campo de cebada aún verde.a a

Aunque la foto no salió como se esperaba, abro la visita a San Martín de Rubiales con el haiku que le brotó a mi amiga Luz del Olmo, cuando me paré a hacer una foto al siempre elegante pimpirigallo.

Fue en una visita a uno de los varios pueblos de la Ribera del Duero incluido en el programa «¿Te enseño mi pueblo?». 

Por la vega

Tere, una de las dos riberizadoras de San Martín, llegó puntualísima a la cita, en el parquecillo Crisanto Bascones, sacerdote que dinamizó el pueblo y dejó por escrito algo de su memoria [1]. Allí mismo está, todavía en buen estado de conversación, uno de los dos lavaderos del pueblo, uno a la parte de arriba, y este, a la parte de abajo. Como era habitual, las mujeres debían lavar arrodilladas -¿qué pecado habrían cometido para imponerles esa penitencia también en los lavaderos?- y quedaban bien separadas los pilones de lavar y aclarar. La ropa, que se tendía al verde en los alrededores, se subía a casa ya seca. 

Se subía, porque San Martín de Rubiales es un pueblo en cuesta con dos únicas calles, una larga y longitudinal, la calle Real, y otra transversal, más pequeños callejones sin salida; un pueblo, sin duda, de trazado singular.

Rubia tinctorum - Köhler–s Medizinal-Pflanzen-123

El apellido Rubiales le viene de la abundancia de esa planta en los alrededores; San Martín, población y nombre, se añadieron después. Camino de la ermita de San Juan, Tere nos habla de la historia de Rubiales y de cómo los moros, con Almanzor al mando, arrasaron el pueblo probablemente en más de una ocasión. Leyenda e historia documentada se funden al pie del cerro Socastillo en la ladera denominada Cementerio de Moros.

La ermita de San Juan es un ameno lugar vigilado por altos cipreses. No destaca por sus valores arquitectónicos, aparte de la solidez de sus muros, pero sí por las chocolatadas y recuerdos relacionados con la festividad en la memoria del pueblo. La imagen del santo se mantiene en la iglesia, entre otras razones, para disuadir a los rapiñeros de obras de arte.

El molino y la fábrica de harinas, que tuvo una gran producción hasta bien avanzado el siglo XX, se nos muestran hoy en ruinas, llenas de nostalgia y maleza. Al otro lado del río y del puente, quedaba la estación del desaparecido ferrocarril Valladolid-Ariza. Tere refresca las reticencias que hubo entonces, en el siglo XIX,  entre los propietarios a ceder las tierras, y el beneficio que trajo después. Hoy recordamos lo remisos que son los bodegueros de la carretera de Valladolid a dar facilidades para el trazado de la autovía. Ellos ya tienen su negocio; el bien común -¿eso qué es?- no les importa, y el tránsito por la antigua carretera se hace cada día más penoso: numeroso tráfico, mal asfaltado, limitaciones continuas de velocidad...

Cauce del Duero con árboles, vegetación y el agua corriendo

 

El puente sobre el Duero, al sur de la villa, ha pasado por distintos momentos a lo largo de su vida. Además del puente, por el que pasó algo de la historia, debió haber también un vado, pues Tere recuerda que siempre hubo fincas a ambos lados del río. Nos asomamos al pretil y el Duero sigue saltarín su camino. En otro tiempo se pescaban anguilas en él, nos ha explicado Tere al hablarnos de las rentas que pagaban los molineros a los señores. 

Un palomar y una casilla de eras, a izquierda y derecha, nos flanquean la vuelta al pueblo, desde donde retomaremos el recorrido urbano, calle Real arriba hasta llegar a la iglesia. 

La iglesia de San Martín

Se accede a ella por una soberbia escalinata. El imagen del santo, bastante deteriorada por las inclemencias del tiempo, la preside. Destaca también el husillo adosado de subida al campanario. En la parte de atrás, dos ventanas más propias de palacio que de iglesia, destacan en la pared, por donde inevitablemente pasa un cordón de la luz. 
ventana gótica. En origen debía estar partida.
 
¿Cuándo se preocuparan las grandes empresas de infraestructuras de respetar el patrimonio?
 
Dentro nos reciben dos naves soberbias, una crucería gótica cubre todo el templo. Es una construcción sólida y sobria. En las paredes se reparten imágenes de distinta época y estilos. El retablo es barroco y en él son de notar sus columnas con hojas de vid, de las primeras de la provincia en usar esta decoración.
 
En el frente del soberbio coro queda impresa la leyenda que habla del mayordomo que procuraba por los bienes de la parroquia y que debía rendir cuentas periódicamente.
 
Estamos en lo más alto del pueblo. Arriba quedan los otros lavaderos, y en el mes de mayo se pinga el mayo, costumbre recuperada a raíz de la celebración del milenario.
 
Contrapicado que recoge un trozo de árbol a la izquierda, el husillo, la torre y parte de la fachada en el centro, y farol con esquina a la derecha lpeu re
Iglesia de San Martín

 

Notas:

[1] Mi tierra: San Martín de Rubiales (1999) y Dichos y apodos de San Martín de Rubiales (2003).

Aclaración: lavaderos en buen estado de conversación. Errata involuntaria, pero una vez descubierta, dejemos a los diablillos de la imprenta hacer su trabajo, ¿acaso no se conversaba y mucho en los lavaderos?