Noviembre es sin duda un mes refranero. Mes no solo de Todos los Santos, esos santos anónimos, sino también de otros cuantos bien nombrados, que van marcando el ritmo de nuestras vidas, y especialmente de aquellos labradores que no paraban de mirar al cielo.
Todos los Santos
Noviembre, bendito mes, que entra por los Santos y termina por San Andrés
Con
ligeras variantes este refrán es muy popular en toda la Ribera, al
igual que en el resto de España, y hemos recogido testimonios de él en
prácticamente todos los pueblos, tanto directamente como a través de los
alumnos de los diferentes colegios.
Estaríamos ante un refrán típico de calendario, realmente no predice nada, solo marca las fechas, por lo que es habitual presentarlo como una adivinanza, suprimiendo ese noviembre que lo encabeza, para luego añadir, sin esperar realmente una respuesta a la supuesta adivinanza, que estamos en noviembre.
Frente a otras realizaciones más comunes en el resto de la península, Todos los Santos en la Ribera se abrevia en los Santos, en este y en otros casos, como veremos a continuación.
También preferimos calificarlo de bendito frente a dichoso, como hacen en otros lugares. Si de santos hablamos, quizá lo consideremos más respetuoso tratarlo de bendito.
Ya entrados en la climatología, la festividad nos anuncia, y más por estas tierras, la llegada del invierno, aunque todavía la estación sea el otoño:
De Todos los Santos a Navidad es invierno de verdad,
aportado por los alumnos del C. R. A. Valle del Riaza.
La festividad de Todos los Santos marca también la llegada de las primeras nieves, con igualmente un refrán muy popular, al que se le añade en muchos casos una segunda parte que nos lleva a finales de mes.
Por los Santos, la nieve en los cantos; y por San Andrés, la nieve en los pies.
Dejemos las variantes de San Andrés para su fecha, y quedémonos con la primera parte del refrán. La variante predominante en la mayoría de los pueblos de la Ribera es esta:
Por los Santos, la nieve en los cantos,
aunque también hemos podido atestiguar, Por los Santos, la nieve en los altos, mayoritaria en los refraneros nacionales, y Por los Santos, la nieve en los campos, recogida en Coruña del Conde.
Según ParemioRom, la variante que nos ocupa es propia de Burgos, lo cual coincide con lo que hemos recogido, pero ¿qué significado tiene aquí este cantos?
Si nos atenemos al DLE y al Moliner estamos ante una 'piedra, especialmente las de borde redondeado'. Sabemos que en la Ribera, aunque no lo recojan como tal los vocabularios específicos, prácticamente todas las piedras se convierten en cantos, por lo que el refrán nos estaría diciendo que tenemos la nieve ya en el suelo; pero la intuición de algunos de nuestros informantes los inclina a mirar hacia el cielo, quizás influidos por esa otra variante subyacente, la nieve en los altos, sobre la que los meteorólogos (Barniol et alii, 2014) aseguran que las nieves aparecen en las cumbres.
No obstante, no podemos obviar en este caso el otro significado de canto, como 'extremo o lado de algo'. Recordemos Casa en canto y viña en pago,
donde ya Correas aclaraba que las casas en esquina tienen sus ventajas.
¿Serán, entonces, estos cantos de nuestro refrán burgalés los extremos de tesos,
oteros, cuestas y cotarros? La
versión extendida del refrán, la de San Andrés, apoya también, al contraponer
cantos a pies, la idea de que con cantos nos estamos refiriendo a los altos. Por otro lado, la rima perfecta entre santos y cantos, que difieren solo en un sonido, contribuyó al asentamiento en nuestras tierras de esta variante del refrán.
Sin descender a estos detalles, en lo que coinciden los informantes es que por los Santos los fríos llegan, y empiezan a verse las primeras nevadas, y que la sensación de estar en invierno es completa.
Que estamos en invierno se confirma además con estos dos refranes: Desde los Santos hasta Adviento hay mucha lluvia y poco viento, recogido en Fuentespina y De los Santos a Navidad, o bien llover o bien nevar.
La disminución de la luz solar se hace palpable sobre todo por las tardes, y así tenemos este refrán que nos dejó Calvo Madrid (1999) en Baños de Valderados:
El entrenochar de veras, de los Santos a las Candelas.
El propio autor nos aclara que este entrenochar es 'velar' y que en esta época, como no eran muchos los trabajos que había que hacer en el campo, la gente aprovechaba para prolongar las veladas al amor de la lumbre, sin prisa para madrugar al día siguiente. En otros lugares de la comarca encontramos la versión más estándar:
Trasnochar de veras, de los Santos a las Candelas.
Finalmente, no podrían faltar los consejos para los labradores, pues en esta época ya deben estar sembrados los trigos, así que si se ha llegado a este punto sembrando, debe alzarse la mano inmediatamente de la sementera.
Por Todos los Santos, los trigos sembrados, y los frutos en casa entregados,
porque ya se sabe que,
Trigo santero, no llega al granero,
ambos refranes recogidos en Quintana del Pidio.
También aconsejan algunos podar las viñas, siguiendo ese consejo de que si quieres ver tu viña moza, pódala con hoja, por lo que
Poda por los Santos, aunque sea con un canto,
recogido en Villalba de Duero, y donde vemos aparecer otra vez la rima Santos, canto.
San Martín
A medida que avanza el mes encontramos un alivio a los fríos anunciados a primeros de mes, se trata del veranillo de San Martín, que según dice el refranero, dura poco, pero se ve con una cierta esperanza:
El veranillo de San Martín, dura tres días y fin.
San Martín fue obispo de Tours, pero antes fue soldado romano, y el episodio legendario de haber partido su capa con un pobre es el que le ha dado popularidad y le ha hecho patrono de los capistas.
A pesar de que san Martín nació en el siglo IV, el Greco lo pintó como un bello joven, montando un elegante caballo blanco y ataviado con lujosa armadura del siglo XVI. El mendigo, de pie a su lado, se nos muestra desnudo, recibiendo el regalo de la capa con la que va a aliviar no sabemos si el frío o la desnudez.
Algunas lenguas dicen que si san Martín hubiera sido español —había nacido en Hungría—, le habría dado al pobre la capa entera; pero la propia leyenda aclara que si le dio la mitad, fue porque no era suya, sino del Ejército romano en el que servía. Por tanto, no fue cicatería por parte del santo, sino honradez. Una vez abandonada la vida militar, inició el camino de la religión que concluiría en la silla episcopal de Tours en Francia.
Su festividad se celebra el 11 de noviembre, y como por estas fechas, ya con los primeros fríos, comenzaba en muchos lugares la matanza del cerdo, es por lo que con frecuencia se dice, aunque su sentido hoy sea metafórico, lo de
A cada/todo cerdo le llega su San Martín,
presente en prácticamente todas las encuestas en los pueblos de la Ribera. O lo que es lo mismo,
Por San Martín deja el cerdo de gruñir,
recogido en Villalba de Duero. Tampoco nos podía faltar, la variante con rima recogida por María Gil(*):
A cada cochino le llega su San Martino.
Anotado también por María Gil, nos encontramos
San Martino, el mosto ya es vino,
aunque en este caso creo que este refrán no pertenece a la Ribera, pues para tener vino, habrá que esperar a San Andrés, como veremos el próximo día.
San Martín de Tours. Museo Gomellano |
Dejamos los cerdos y el vino, y finalizamos con otro producto imprescindible en nuestra cocina, porque san Martín tiene también su mote,
San Martín, el ajero, sembraba ajos con el dedo,
refrán recogido en Gumiel de Izán entre otras localidades, porque a mediados de noviembre es la época ideal para plantar los ajos, siempre que, según la sabiduría popular, no se planten con viento solano, porque se saldrán de la tierra.
El propio ajo lo tiene muy claro cuando se enfrenta con el hortelano en estos refranes:
—Ajo, ¿por qué fuiste ruin? —Porque no me sembraste por San Martín.
—¿Por qué no has engordado, ajo ruin? —Porque no me sembraste por San Martín.
La segunda variante se la debemos también a María Gil.
Notas
(*) María Gil, natural de Campillo de Aranda y residente en Aranda de Duero. En el 2006 me facilitaron copia del manuscrito en el que iba recogiendo refranes, entonces unos tres mil, que oía por la calle, aunque también anotaba los de la televisión. Tuve ocasión de entrevistarla en el verano del 2010, entonces su colección era ya de unos nueve mil. Al corpus total no llegué a tener acceso.
El autor de la foto del Museo Gomellano es Pablo Las Hayas.
Bibliografía
- Barniol, Albert et alii (2014): Los refranes de el tiempo. Madrid: Espasa Calpe.
- Calvo Madrid, Teodoro (1999): La comarca Aratzea: raíces históricas de la etopeya o costumbres viva de sus gentes. Granada: [s.n.].
- Cantera Ortiz de Urbina, Jesús y Sevilla Muñoz, Julia (2001): El calendario en el refranero español. Madrid: Guillermo Blázquez, Editor.
- Correas Martínez, Miguel y Gargallo Gil, José Enrique (2003): Calendario romance de refranes. Barcelona: Edicions de la Universitat de Barcelona.
- Correas, Gonzalo (1627 = 2001): Vocabulario de refranes y frases proverbiales, ed. Louis Combet, revisada por R. Jammes y M. Mir, Madrid: Castalia. Nueva Biblioteca de Erudición y Crítica, 19.
- Díez Barrio, Germán (1996): Dichos didácticos. Refranes agrícolas de meses y santos. Vallladolid: Castilla Ediciones.
- Hurtado González, Luisa (2018): La meteorología en los refranes. Madrid: Ministerio de Agricultura y Pasca, Alimentación y Medio Ambiente. AEMET.
- Martínez Kleiser, Luis (1945): El tiempo y los espacios de tiempo y los refranes. Madrid: Librería General de Victoriano Suarez..
- ParemioRom. Paremiología romance: refranes meteorológicos y territorio. Universidad de Barcelona (http://stel.ub.edu/paremio-rom/es).
- Refranero multilingüe (2017). Centro Virtual Cervantes.
- Sánchez Egea, José (1986): El libro de los refranes de la temperie. Madrid: Ministerio de Transportes, Turismo y Comunicaciones. Instituto Nacional de Meteorología.
- Ugarte García, María del Carmen (2007): El refranero del C. R. A. Valle del Riaza. [En línea]: http://cravalledelriaza.centros.educa.jcyl.es/sitio/index.cgi?wid_seccion=6&wid_item=87, [consulta: 3-5-2020].
- — (2008): «Refranes agrícolas de Quintana del Pidio», Cuadernos del Salegar, núm. 55-56. [En línea]: http://mimosa.pntic.mec.es/~jcalvo10/Textos-CdS/55-56-RefranestiempoQuintana.pdf, [consulta: 3-5-2020].
8 comentarios:
Te repito el comentario que se me quedó a medias. No sé a qué tecla di y se me fue.
Al haber nacido en la Ribera del Duero, el que más me suena es este de " Por lo santos la nieve en los cantos" y es interesante la forma que tienen los informantes de expresarlo con los ojos, porque ya sabemos que el lenguaje no verbal, es tan importante como el verbal.
Una pregunta que me hago, es si los refranes, para alcanzar esa categoría, además de orales, ¿tienen que permanecer en el tiempo? Quiero decir que si yo me invento ahora uno cualquiera, con su rima, algo que me parece fácil, ¿es ya un refrán o simplemente es una pequeña sentencia que se ha rimado? Me imagino que pasar de unos a otros, en forma oral, ya le dará esa categoría.
Besos en noviembre, llegando ya a San Martín.
No, Luz, si tú te inventas ahora mismo una sentencia, rimada o no, será como máximo una sentencia, y si va firmada, será un aforismo cuando llegue a ser repetida por las generaciones venideras.
Los refranes son populares y anónimos, no son de nadie, y si en origen llegaron a tener un autor, es claro que alguien tuvo que decirlo o escribirlo por primera vez, este se ha olvidado completamente con el paso del tiempo.
Los refranes se transmiten preferentemente por vía oral, pero no siempre y en esto hay bastante que profundizar, normalmente medios escritos y orales se retroalimentan. En el caso de los refranes meteorológicos y de calendario se han conservado y transmitido mucho a travñes de almanaques, tacos y calendarios. Los hombres y mujeres del tiempo últimamente también hacen buena labor.
Los refranes tienen mala prensa últimamente, los eruditos a la violeta los consideran filosofía garbancera, como tenían al pobre Galdós. A quienes no somos eruditos, en cambio, nos parece que expresan la sabiduría popular de un tiempo en que la alfabetización era escasa, que vale igual para un roto que para un descosido. Son sentencias que caben tanto en don Quijote que en Sancho, de manera que si cada día tiene su afán, también tiene su refrán.
Se te echa en falta cuando cierras tu enciclopedia refranera.
Besos
Sí, Mery, esto de los refranes va un poco por modas. Ahora, por ejemplo, es difícil encontrar refranes en una obra literaria, los hay en las columnas de los periódicos, casi siempre los mismos, y en otras muchas partes, pero pasan más desapercibidos.
No es que cierre la enciclopedia, es que me tomo mi tiempo para volver sobre los refranes que recogí para la tesis en la década pasada. Ahora, con más lecturas acumuladas, y sin tanta presión, me gusta volver y detenerme en algunos.
¡Niebla de noviembre, trae al Sur en el vientre!
Para mí, noviembre sin niebla no es noviembre...
Mañana de niebla, tarde de paseo... ni no llueve, o nieva.
Hoy es San Martín pero en Campofeío son sanmartínes todos los días. No sé por qué me he acordado de los pobres guarros industriales. El refranero lo extiende a los cerdos humanos que haberlos los hay.
A mí el refrán del bendito mes siempre me pareció irónico, un mes triste de días cortos...Lo de la nieve en los altos tiene su poesía, los cantos no tanto.
Bueno y ya sabes que llegando a San Andrés invierno es, seguro que tienes muchos refranes invernales. Besos.
Mañana de niebla tarde de paseo . En Valladolid es habitual esta exclamación. A mi personalmente me gustan los dias de niebla cerrada. Ese ir caminando y tener que descubrir lo que hay a 200 metros de ti. Lo de traspasar la cortina de niebla y pasar a esa claridad en donde el sol todo lo ilumina. Saludos.
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