domingo, 5 de enero de 2020

Núm. 216. Zazuar, entre agua y vino (I)

Había estado en Zazuar varias veces, de hecho algunas de las fotos que ilustran este texto datan de la primavera del 2008; pero sin duda, la visita realizada el pasado 28 de diciembre, guiada por Agustín, uno de los riberizadores, fue distinta. El que alguien del pueblo, alguien que vive en el pueblo, y aún más, alguien que vive el pueblo, te enseñe el pueblo no tiene precio.

soportal de una casa con un belén de cartón


He llegado a la plaza, punto de encuentro, unos minutos antes, y ello me permite contemplar a mis anchas un simpático belén que encuentro en el soportal de una casa. Luego, Agustín nos explicará que es una casa particular, porque en la plaza de Zazuar no hay soportales, no hay edificios destacados, no hay ayuntamiento, no hay iglesia, no hay bar.... A Agustín le gusta la uniformidad arquitectónica, yo estoy a punto de discrepar, porque la visita de ciertos pueblos, sujetos a rígidas normas urbanísticas para darles aspecto «rural», termina por parecerme que estoy en un parque temático y no en un pueblo real. Y de hecho tan fea no me debió parecer esa plaza cuando la fotografié en 2008. Poco o nada ha cambiado desde entonces.

plaza de Zazuar con el rollo en el centro
En medio de la plaza destaca el rollo jurisdiccional, muy maltratado, tanto por las inclemencias del tiempo como por los humanos, es un rollo sencillo sin grandes alardes, que data del siglo XVII; y a un lado de la plaza, el otro elemento importante en la vida de un pueblo: la fuente.

Fuente con dos caños y dos piloncillos uno a espaldas del otro
La construyeron, como otras muchas fuentes en la Ribera, en los años veinte del siglo pasado. Hasta entonces los pueblos se surtían de pozos, pero el agua de ellos no era del todo saludable, por lo que en aquellos años se emprendieron una serie de obras para llevar al centro de los pueblos agua sanitariamente más adecuada para el consumo, captada en manantiales de los alrededores. La de Zazuar llega desde un manantial situado en el monte. Durante muchos años fue el centro del pueblo y seguro que casi todo zazuarino guarda en su memoria alguna anécdota ocurrida alrededor de ella. 

A los habitantes de Zazuar se los conoce como escoberos, porque en otro tiempo fabricaban las escobas que barrían las eras para todos los pueblos de alrededor. Así lo recordaba un alumno de El Empecinado en la revista escolar por los años 90:
Treinta talleres de escobas
trabajan con mucho esmero,
por eso a Zazuar le llaman
como apodo el escobero.
De lo que no cabe duda es de que Zazuar es un pueblo «con vidilla», según expresión de Agustín: tiene dos bares, tienda, varias casas rurales, farmacia, v médico todos los días... Algunos de los integrantes del grupo, que pertenecen a una asociación vecinal de Aranda, comentan que de los pueblos de alrededor vienen a almorzar y a comprar a Zazuar. También se nos desvelará al final de la visita que estamos en el pueblo de la Ribera que cuenta con los mejores pinchos los domingos, pero no nos adelantemos, que todo llegará, incluido el vino.

Zazuar fue pueblo importante, con gente de perrillas que se hizo buenas casas allá en las primeras décadas del siglo pasado. Buenas muestras se pueden ver a lo largo de la carretera: son casas recias, de buenas fachadas de balcones enmarcados por molduras, artísticamente decorados, de piedra o con enfoscados que han resistido el paso del tiempo, la rejería de balcones y ventanas es igualmente importante. En casi todos los balcones aparece el año y en algunos casos el nombre del propietario.

casas de la burguesía zazuarina a lo largo de la carretera

Pero sin lugar a dudas lo que más llama la atención en las fachadas de Zazuar es el retrato de un constructor colocado en una de ellas, como original escudo. El constructor porta como «armas» sus herramientas de trabajo entre las manos. 
Imagen del constructor con la leyenda: Amo y construztor (sic) de dichas obras. Carlos Bueno 1932aamo y construcFachada del constructot

Otros hombres importantes dejaron su huella, muchas veces material, en Zazuar, como por ejemplo el general Sanz Pastor, uno de los héroes de Cuba, que alcanzó en pocos años el mayor grado militar y fue condecorado con la Laureada de San Fernando. Hoy tiene dedicada en su pueblo una de las calles principales.

También se hace necesario mencionar a Ruperto Sanz, hombre de negocios que se aventuró primero en América con la exportación del mineral, y más tarde en España, en la explotación de las minas de Villamanín y la exportación del mineral a través del puerto de Pajares, con salida al Musel. Más tarde fundó la Caja de Ahorros de León.

Al final de la calle, ya en la carretera, nos encontramos con el imponente edificio de las escuelas «¡Fíjate, qué escuela!», se oye entre los visitantes, donación de Ruperto Sanz Langa, cuya efigie está sobre la puerta principal. En los años treinta —cuenta Agustín— llegó a albergar a doscientos niños, cuando Zazuar contaba unos mil habitantes. Los niños acuden hoy a Peñaranda al C. R. A. Diego Marín, y el edificio de las escuelas se destina a salón social multiusos y a viviendas de alquiler.

vista en diagonal del edificio de las escuelas


Damos un «hasta luego» a los zazuarinos ilustres y volvemos sobre nuestros pasos tras las huellas del agua y del vino, no sin antes habernos asomado a la vega del Arandilla y otear el monte del otro lado del río.

No hay comentarios: