domingo, 8 de septiembre de 2024

Núm. 300. Quintanarraya, donde conviene pararse, si vas de camino (I)


Cuadro con el año en el que se cubrió el lavadero, 1963 y una pintada posterior en la que se lee Quintanarray@aya en la que se lee Quintanarraya y el año ellavadero

En este paseo por Quintanarraya, empezaré casi por el final de la visita, por la anotación que un peregrino dejó escrita en el libro del albergue: 

«No solo se hace camino al andar, también al parar.»

Nunca, pese a la relativa proximidad había estado en Quintanarraya. Mentiría si dijera que el indicador de la carretera me había pasado desapercibido, pero lo cierto es que nunca me había planteado ir ex profeso y tampoco se puede decir que me pillara de camino. El pasado día 25 de agosto tuve la oportunidad de conocerlo a conciencia de la mano de Pedro y el programa ¿Te enseño mi pueblo?

Edificio de la junta vecinal. A un lado parte del nogal

La cita es en la plaza junto al emblemático nogal, al lado del edificio de la junta vecinal, salón de los quintanarrayenses. La planta baja sirve para todo tipo de celebraciones, incluidas las de su patrón, San Pedro en Cátedra, que se celebra en febrero. También puede alquilarse para otro tipo de actos. En un lateral está el consultorio médico y arriba el bar, al que se accede por una escalera exterior, a la espera de que se disponga de los fondos para instalar el ascensor que en su día fue planificado, pero no llevado a cabo. El bar es amplio y cuenta con hermosos ventanales y vistas, amén de una buena terraza y otra más pequeña para disfrutar en el buen tiempo.

Pequeña puerta románica de acceso a la iglesia con arco lobulado


La iglesia, irregular y de distintos estilos y épocas, se encuentra allí mismo. Accedemos a ella por una puerta que parece sacada de un cuento de hadas, románica y con un arco lobulado de influencia árabe. 

Virgen sedente con el Niño sentado en su pierna izquierda. Gira la cabeza ligeramente hacia su madre. Ambos llevan ricas coronas.
En la iglesia se pueden apreciar distintas obras de arte, empezando por la sencilla pila bautismal románica, que ocupa el centro de la primera capilla del lado del evangelio. En esta capilla se encontraban una serie de pinturas pertenecientes al antiguo retablo. En el 2005 se restauraron y se colocaron en otra capilla que se adecuó como museo. Se trata de la capilla de López Figueroa, pero antes de llegar a ella, conviene fijarnos en la imagen gótica de la Virgen con el Niño, que muestra unos colores muy vivos en los ropajes, fruto de una reciente restauración. Los vestidos tanto de la Madre como del Infante son lujosos con detalles de la moda de época, siglo XIV.
 
Retablo barroco completamente dorado de tres calles
Sin duda es el retablo mayor, barroco, lo que más llama la atención por su grandiosidad. Presenta una arquitectura en tres calles separadas por soberbias columnas, siendo las del centro dobles. Completamente dorado, fue tallado y transportado en piezas a Quintanarraya, Costó tanto dorarlo como tallarlo. Lo preside la imagen del patrón, San Pedro en su Cátedra y lo corona un crucifijo. En los laterales pueden verse las imágenes de San Vicente Ferrer y Santa Bárbara.  

Este retablo, del siglo XVIII, sustituyó a uno renacentista de tablas, que tras su colocación en una de las primeras capillas, fue restaurado a principios del siglo XXI y colocado en una capilla, que se abre en el presbiterio en el lado del evangelio; se trata de la capilla de López de Figueroa o capilla Resina, por ser la familia Resines sus arquitectos. Esta capilla, auténtico joyero, llama la atención ya desde su entrada. 

Escena del nacimiento de Jesús con ángeles



Diego de Urbina fue el que pintó las antiguas tablas, que representan escenas de la vida de la Virgen y de la infancia de Jesús. Además puede contemplarse un retablo con distintas imágenes y otras piezas de arte. Merece la pena mirar para arriba y contemplar la bóveda renacentista estrellada, flanqueada por cuatro lunetos. en forma de semiveneras. 

Bóveda estrellada

Salimos de la capilla museo y nos acercamos al lado de la epístola a contemplar la capilla del Cristo. En el camino veremos la imagen de la patrona del pueblo, la Virgen de la Antigua, cuya devoción llegó de Sevilla. Preguntamos si el nombre de Antigua se lo ponen a las niñas en Quintanarraya, pero se nos contesta que no hay ninguna que lleve ese nombre.

La nave de la epístola se remata con una capilla gótica situada debajo de la torre. 
En ella encontramos un altar barroco presidido por un Cristo gótico, sin duda otra joya del templo.

Capilla gótica presidida por la imagen de Cristo

Salimos de la iglesia, no sin antes echar un último vistazo a todo el conjunto y vamos ahora hacia su exterior donde nos esperan otras sorpresas.

La portada barroca del siglo XVIII, presidida por San Pedro en Cátedra, se abre solo para las solemnidades. El suelo del atrio es de piedra caliza de Espejón, y está bordeado por un jardín en el que se han plantado distintas especies de árboles autóctonos representativos: sabina, encina, quejigo y enebro. Un gran detalle este de integrar naturaleza y arquitectura. 
Portada barroca presidida por San Pedro en Cátedra


La torre se hundió en 1930 y reedificada poco después. En ella un texto reza: «El esfuerzo de un pueblo me levantó con la vista de su alma fija en Dios».

Torre de la iglesia



Puede apreciarse en ella un escudo del obispo portugués Acosta. 

Ábside y árboles


Dejamos la iglesia, pero del pueblo nos queda todavía mucho por recorrer, y seguiremos deteniéndonos en esos muchos detalles que nos brinda este pueblo.

3 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Pues ya tengo otro lugar que conocer...

Sor Austringiliana dijo...

Gracias a ti, descubrimos que Quintanarraya guarda un tesoro artístico que merece la pena visitar. Me quedo con ese arco románico lobulado y la pintura del primer retablo, con la vida de Jesús.
Sonaría raro llamarse Antigua. En el País Vasco conocí a una Aintzine de Zumárraga, pueblo con ermita de la Antigua. En euskera no suena raro.
Besos, a Quintanarraya hay que ir.

Anónimo dijo...

Seréis bien recibidos.