lunes, 18 de enero de 2021

Núm. 240. ¡Caramba con los carámbanos!

 

Carámbanos colgados de un tejado

 

Define Moliner (1980) carámbano como:

Pedazo de hielo que queda colgado al helarse el agua que cae o gotea de algún sitio; por ejemplo, de los tejados.
Da también una serie de sinónimos como calamoco, candela, candelizo, cencerrión; o incluso más antiguos y desusados como cerrión, pinganello y pinganillo, todos ellos remitiendo a la palabra principal: carámbano. Sin embargo, en la Ribera, hemos podido registrar otra serie de denominaciones, no todas ellas recogidas por Martín Criado (1999), que presentan algunas curiosidades. Aquí están agrupadas por proximidad geográfica:
Chuzos (Zazuar), churros (Villanueva de Gumiel), chuzos (Tubilla del Lago), chuzos (Valdeande), churros helados (Villalbilla de Gumiel), churrulines (Gumiel de Izán), chuzos (Quintana del Pidio), chuzos (Gumiel de Mercado), pirulís (Terradillos de Esgueva), puros, churros, caramelos (Roa), churrupitos, chorlitos (Berlangas de Roa), chupones, chupetes (Aranda de Duero), chuzos (Adrada de Aza) y chuzos y chupiteles (Pardilla).

A estas localidades ribereñas deberíamos añadir las de Hontoria de Valdearados y Caleruega, que al parecer dicen solo carámbanos.

Por otro lado, algunos de los informantes nos han proporcionado denominaciones de otras localidades en otras provincias: candelas y caramelos (Segovia), chupiteles (Palencia) y chorlitos (Cuenca).

Caer chuzos de punta

Centrándonos en la Ribera, encontramos que predomina la voz chuzo, que entra en el DLE con esta acepción —carámbano, pedazo de hielo— en 1970.

Algunos informantes han relacionado esta voz y esta acepción con la expresión Caer chuzos de punta, cuyo significado es 'llover o granizar torrencialmente'; sin embargo, esta frase tiene un origen distinto, pues está relacionada con la otra acepción de chuzo:

Palo armado con un pincho de hierro, que se usa para defenderse y atacar (DLE).

Álvarez Díaz (2000) nos da una amplia explicación sobre su origen, que remite a una expresión anterior, Caer del cielo lanzas, hoy en desuso, de la que Covarrubias (1611) dice:

Decimos caer del cielo lanzas cuando llueve o graniza con mucha tempestad; caen todas las influencias del aire a la tierra.

Para Álvarez Díaz, el llamar chuzos a los carámbanos viene de la similitud entre ellos, pues el chuzo ha sido siempre un tipo de lanza portátil cuya longitud no suele exceder de los dos metros, usada hasta el s. XVIII por exploradores y centinelas, a diferencia de las picas usadas por los soldados escuadronados que solían medir entre cinco y seis metros. 

La etimología de chuzo, como arma, es también muy curiosa y nos la facilitó Covarrubias, habiéndose hecho eco de ella otros autores con posterioridad:

Díjose chuzón, cuasi zuizón, de los zuizos, gente belicosa en Alemania, de donde se trujo esta arma, porque usan ellos della; y de allí se dijo zuiza, la fiesta que se suele hacer de soldados con armas enastadas, que llamamos chuzones.
Y Corominas y Pascual:
Chuzo, 'palo armado con un pincho de hierro', origen incierto, quizá derivado regresivo de chuzón id., que a su vez sería alteración de zuizón derivado de suizo o zuizo, porque la soldadesca suiza usaba esta arma. 

Como vemos, el viaje que realizan algunas palabras es largo, viajan por distintas tierras y duran siglos.


Caramelos, pirulíes y otros chupiteles

 

Carámbano rizado saliendo por la boca de un desagüe de una pared de piedra

Llama también la atención las denominaciones locales que remiten a la acción de chupar, como si en la Ribera estuviéramos impelidos a servirnos de los carámbanos como sucedáneos de los caramelos; de hecho, algunos informantes nos hablan de que así era, de cómo se chupaba este hielo que colgaba de los tejados, o de las paredes, y que era fácilmente accesible.  

Caramelo y carámbano comparten el mismo origen, según Corominas y Pascual. Ambos términos proceden del latín calamulus y calamellus, diminutivos de calamus, 'caña'. Y hay que añadir además que caramelo nos llegó a través del portugués caramelo, cuyo significado además de 'caramelo' es también 'carámbano'. 

Pirulí de La Habana, que se chupa sin ganas,

se oía hasta hace muy poco vocear a los confiteros por la Ribera. Sin duda, los conos que pendían de los tejados, se convirtieron pronto en conos puntiagudos de caramelo, recubiertos muchos de ellos con una capa de galletilla.

Chupiteles, que encontramos también en otras partes de España, parece un curioso cruce, debido sin duda a la etimología popular, entre chupar y chapiteles. Chupiteles serían 'los chapiteles que se chupan'.

En cuanto a churros, churros helados, churrupitos y churrulines, la forma parece ser que es lo que prima, sin que por ello a nadie se le impida chuparlos, aunque los churros sean más apropiados para comerlos, a ser posible mojados en chocolate.

De pájaros a carámbanos   

Chorlito es, según Moliner, voz onomatopéyica de chirlar (la voz que emite el pájaro), que nombra un ave zancuda de unos 30 cm de longitud, de plumaje gris con rayas pardas por encima y blanco con manchas por debajo, de carne muy apreciada. Cabeza de chorlito designa, por su parte, a la 'persona aturdida, desmemoriada o distraída'.  

¿Cómo llegaron los carámbanos a convertirse en chorlitos?

Goig Soler, I. y Goig Soler, L. aventuran, a partir de Ruiz Vega, una posible pista para ver cómo llegaron a denominarse en tierras de Soria, y por extensión a muchos lugares de Castilla:

En Barcones le llamaban así a los carámbanos de hielo que en invierno penden de los aleros. En vasco hay dos palabras de las que puede llegar esta voz, "txort" (gota) y "leitu" (helar) (Antonio Ruiz Vega. "Las relaciones entre Soria y Euskadi").

Viejas leyendas urbanas

Y hasta aquí hemos llegado, amigos, siguiéndole la pista a las denominaciones peculiares de los carámbanos que nos acompañan en estos días. No obstante, antes de despedirnos, nos referiremos a la larga entrada que dedica Covarrubias a esta voz, atribuyéndole no un origen latino, sino hebreo, y centrándose en la denominación cerrión, una de las que recoge el Moliner.

Nadie duda de que los carámbanos, además de bellos, pueden ser peligrosos, de hecho corren leyendas urbanas acerca de ellos, capaces de atravesar de arriba abajo a los viandantes. Covarrubias recuerda un epigrama de Marcial sobre la muerte de un muchacho, al que mató un carámbano y que dice así:

De puero glacie occiso

Qua vicina pluit Vipsanis porta columnis,
Et madet assiduo lubricus imbre lapis,
Iu iugulum pueri, quis roscida templa subibat,
Decidit hyberno praegravis unda gelu;
Cunque peregissit miseri crudelia fata,
Tabuit in calido vulnere mucro tener
Quid non saeva sibi voluit fortuna licere?
Aut ubi mors non est, si iugulatis aquae?

Y en traducción de Jorge Guillén:

Aguas que degüellan

Por donde gotea la puerta próxima a las columnas Vipsanias, y las piedras resbaladizas están empapadas por un gotear continuo, el agua muy pesada por el hielo invernal, cayó sobre el cuello de un niño que pasaba bajo el húmedo techo y, después de haber causado la muerte al pobrecillo, el tierno cuchillo se derritió en la cálida herida. ¿Qué es lo que no se permite a sí misma la cruel Fortuna? ¿O dónde no está la muerte, si vosotras, aguas, degolláis?

Bibliografía

  • Álvarez Díaz, Juan José (2000): El Ejército, las armas y la guerra en el lenguaje coloquial. Madrid, Ministerio de Defensa. 
  • Corominas, Joan y Pascual, José Antonio (2012): Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico. Edición en CD-ROM. Madrid, Gredos.
  • Covarrubias, Sebastián de (1611=1993): Tesoro de la lengua castellana o española. Ed. de Martín de Riquer. Barcelona, Editorial Alta Fulla. 
  • Goig Soler, Isabel y Goig Soler, Luisa (2000): Diccionario del habla soriana. Soria: Asociación Cultural SAAS/2. 
  • Martín Criado, Arturo (1999): Vocabulario de la Ribera del Duero. Aranda de Duero: Biblioteca, n,º 14.
  • Moliner, María (1980): Diccionario de uso del español. Madrid: Editorial Gredos. 2. vol.
  • Real Academia Española: Nuevo tesoro lexicográfico. http://ntlle.rae.es/ntlle/SrvltGUILoginNtlle, [consulta: 17-1-2021].
  • —: (DLE) Diccionario de la lengua española, https://dle.rae.es/, [consulta: 17-1-2021].

2 comentarios:

Sor Austringiliana dijo...

Para mí, chupiteles han sido siempre y los chuzos caen de punta. Alguna vez, estalactitas para escándalo de los geólogos.
Pobre niño acuchillado por el agua.
Besos, gracias por tu trabajo.

Ele Bergón dijo...

Hace mucho frío por nuestra tierra, cuando cuelgan de los tejados esos carámbanos o chupiteles, pero es una delicia verlos .

Interesante lo que cuentas de "caer chuzos de punta". Siempre lo he relacionado con la abundante lluvia.

Sobre los caramelos, pirulís y otros chupiteles dulces, te diré que me han venido a la memoria los "puros" que llevaba por la Ribera el purero de Milagros, al que llamábamos Perines, cuando eran los días de fiesta. Supongo que los conocerás, alargados, redondos y llenos de colorines que tanto nos gustaba chupar, por su dulzor.


Besos