sábado, 15 de febrero de 2020

Núm. 220. Lorca y Nueva York

Acercarse a los grandes siempre se hace con respeto..., o mejor dicho, con miedo... a lo grande, a lo incomprensible, a no haber entendido nada, a no encontrar ni las palabras, ni mucho menos esa frase que...


The Vessel, Hudson Yards, New York City, June 2019

Me recuerdo a mí misma que la poesía es para disfrutarla, hace años que pasaron para mí los exámenes, ¿a qué meterse, entonces, a desentrañar símbolos, metáforas, claves ocultas en versos libres?, quizá demasiado libres, incluso libertinos, para según que mentes.

«Lo mío es muy sencillo, se reduce al "te quiero, ¿me quieres"», me dijo hace algún tiempo un poeta del terruño. ¿Y si con Lorca pasara algo parecido? Porque después de leer, releer y picotear aquí y allá Poeta en Nueva York, lo que me queda es la sensación de estar ante un poemario que habla sobre todo de amor, un amor tremendo y doloroso, amor y desamor que siempre terminan por ir unidos.
Te quiero, te quiero, te quiero,
con la butaca, y el libro muerto,
por el oscuro pasillo,
en el oscuro desván del lirio,
en nuestra cama de la luna,
y en la danza que sueña la tortuga.
Un dos tres, un dos tres, estamos ante un Pequeño vals vienés, y nos vamos sin querer a los años anteriores en que el poeta tocaba el piano en la Residencia de Estudiantes para divertir a otros jóvenes que, como él, eran genios, pero también señoritos y bastante gamberros.

Tenía, entonces, veinte años y ahora ha rebasado la barrera de los treinta. Ha conocido el éxito con una obra racial, el Romancero gitano y ha participado con otros poetas en un homenaje a Góngora. Esas amistades que tanta huella dejan, nacidas al calor de la Residencia, Buñuel, Dalí, Bello... han comenzado a enfriarse, el poeta necesita un cambio de aires, y cruza el Atlántico aprovechando la oportunidad que le brinda la Universidad de Columbia. ¡Quién sabe si allí, al otro lado, no va a disfrutar otra vez la dulzura y el dolor del amor! 

En Nueva York, el Lorca poeta y también dibujante, ante la realidad abrumadora, tan distinta a todo lo anteriormente conocido, va maquinando versos y pasándolos apresuradamente, junto a algún dibujo, a unas cuartillas, ya en la soledad de su cuarto. Mientras tanto en España, Dalí y Buñuel han formado equipo y filmado El perro andaluz, Lorca se siente aludido y algo herido; sus propias lunas se muestran una y otra vez en los versos que van saliendo, a borbotones y sin aparentemente mucho sentido:
Yo había matado la quinta luna
y bebían agua por las fuentes los abanicos y los aplausos.
Tibia leche encerrada de las recién paridas
agitaba las rosas como un largo dolor blanco.

New York City Halloween 2011 - Girl Scout Cookies
y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso

Un largo dolor blanco recorre, como un cuchillo, el negro gris de Nueva York, esa ciudad en la que, pese a las apariencias, nadie duerme.
No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Pero si alguien cierra los ojos,
¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!

Hay un panorama de ojos abiertos
y amargas llagas encendidas.
No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
Yo lo he dicho.
No duerme nadie.
Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes,
abrid los escotillones para que vea bajo la luna
las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.


While New York Sleeps by Charles J. Brabin 

Comentario para el club de lectura La Acequia

Imágenes tomadas de Wikimedia Commons: New York

3 comentarios:

Sor Austringiliana dijo...

Como te dije es como tú dices, ya es tiempo de disfrutarlo sin màs pero para asomarnos al vértigo viene bien un poco de luz teórica y racional. Besos.

Ele Bergón dijo...

Según mi opinión, la poesía es la compañera de las emociones. ¿ De qué forma? Cada persona a su sentir en el momento de ser leída. El gran Lorca y su gran obra "Poeta en Nueva York", en poesía.Yo la sentí, allí en la ciudad de grandes rascacielos, donde la sombra del pájaro suele pasear por las calles, olvidadas por el sol y ¿la luna? asesinada por el cielo.

Besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Me gusta este temor que nos empuja a dejarnos llevar por la poesía de Lorca. En efecto, en el fondo, este libro se hizo por un desgarro amoroso, de esos dolores que nos llevan a ver el mundo de manera diferente. Gracias.