domingo, 29 de enero de 2017

Número 147. Patria: Donde las dan las toman

Cuando se enteró, Miren no pudo por menos que agarrar el teléfono y llamar a Bittori con urgencia:

—Tenemos que vernos, ¿sabes? Han hecho una novela con nosotras de protagonistas. 

Y aunque Bittori no estaba para muchas fiestas, no pudo resistirse a la invitación y quedaron, como en los viejos tiempos en San Sebastián, a tomarse un té con churros, o un chocolate con pastas, que en esto no se ponen de acuerdo los autores, en una de esas cafeterías modernas con asientos de plástico duro, porque las cafeterías que ellas frecuentaban hace tiempo que cerraron. 



Mujeres vascas en el museo de Irún

Bittori llegó y se quitó el abrigo, sí, se había quedado más delgada y estaba bastante más vieja. ¿El tiempo todo lo cura? ¿El tiempo pone a cada uno en su lugar? ¡El tiempo no perdona!, suspiró Miren mientras ayudaba a su amiga a acomodarse. 

Ya sentadas, fue Bittori la que rompió el hielo yendo directamente al grano: 

 —A ver, cuéntame qué es eso de la novela.

 —Pues un libro, una novela que nos retrata, que cuenta lo que nos ha pasado, lo que nos pasa, ¿cómo somos? —Miren parecía oscilar entre el entusiasmo de sentirse protagonista y el recelo de lo que de ella se contaba.

—¿Y cómo somos, Miren? 

 —Pues bastante mandonas, que parece que nos pasamos el día en jarras queriéndolo controlar todo. Oye, mira —y Miren tras mirar a su alrededor acercó su cara a la de su amiga para abundar en la confianza—, yo no sé si a este chico le falta la amá o qué, pero ¿tú te acuerdas de esa serie que ponían por Antena 3, Allí abajo? ¿Te acuerdas de las dos hermanas, de Maritxu y de Bego, que tenían un bar donde se juntaba la cuadrilla? ¡Pues igualitas, oye!

Bittori torció el gesto sin demasiado entusiasmo y Miren siguió.

—Y a ver, yo no digo que un poco mandonas no seamos, y el que nos saquen así para hacer unas risas por la tele, pues vale, pero de ahí a que seamos así, va un trecho. Vamos, y que nuestros maridos tampoco son así, el tuyo porque era un santo, y el mío, porque es verdad que le sacas de los puerros y la bici y parece que no es hombre, pero tú sabes que lo es, aunque a veces sea un poco apocado y tenga que ir yo al bar a buscar un fontanero, cuando en casa hay que hacer arreglos.

Bittori se animó:

—¿Y de lo nuestro?, ¿de lo importante qué? 

Miren se llevó la taza a los labios antes de contestar.

—Bueno, se aproxima, pero también se pasa ¿eh? A ver, Bittori, que tú que eres madre sí que lo supiste contar bien, cuando te diste cuenta de que a fin de cuentas yo tenía que estar al lado del hijo. Si nosotras no les apoyamos ¿quién lo va a hacer? No nos queda otra. Y yo de política, lo justo, aunque amo mucho a esta tierra, eso también es verdad.

Bittori hizo un gesto que más parecía de asentimiento que de rechazo. Tras una pausa se atrevió a preguntar:

—¿Y yo? ¿Y los míos?

 —Pues la verdad, a ti a veces te saca un poco loca, y antes de lo que pasó parece que solo te preocupada, como a mí, ir a buscar leche al caserío para hacer cuajadas que llevarles a los hijos, y eso tampoco es verdad, que nosotras a nuestra manera tenemos otras miras. 

—¿Y luego?

—Pues luego te pone mucho hablando con el Txato en el cementerio, que ¡vaya originalidad!, si eso ya lo vimos en aquella función que protagonizaba Lola Herrera, ¿te acuerdas que vinimos tú y yo a verla al teatro?, que tan incultas como nos pinta, a mí más que a ti, no somos. Bueno, pues no es que te pases horas, pero sí buenos ratos, allí arriba, en Polloe, hablando con tu marido. 

—En eso no miente, que allí, con el Txato es donde me siento más acompañada, ya ves, como si no se hubiera ido, como si no le hubieran matado...

Miren se encogió un poco, tomó otro sorbo, y giró la conversación hacia lo personal.

—¿Y cómo estás? No te veo mal.

—Lo voy llevando. Hablar de frente de lo sucedido da paz. Eso me dice también Nerea, que ha acudido a unos talleres de un tal Juan Gutiérrez, hebras de paz o algo así, lo llaman. Este hombre, que es un gran tipo, ha trabajado con presos, con víctimas, y no solo de aquí de Euskadi... Yo estuve una vez en uno de esos talleres, que no sé por qué ahora a todo lo llaman taller, pero bueno, te das cuenta allí con otra gente de que no todo es blanco o negro, y que no es que seamos grises, es que somos humanos y en medio de toda la maldad que te puedas imaginar la bondad, algo de bueno surge. 

—¿Y Xabier? Arantxa apenas me cuenta nada y sé que se ven cuando ella va a rehabilitación... ¡Anda, que con mi Arantxa también se ha ensañado el autor! ¿Y para qué? Ha actuado casi como un Dios vengativo, haciéndonos pagar los pecados en esta tierra, pecados algunos muy comunes, y como si solo hubieran pecado mis hijos. Además, a mí me pone todo el tiempo hablándole a san Ignacio, ya ves, tú hablándole al marido muerto y yo a una estatua de escayola...

—Pero tú eras muy devota del santo...

—Y lo sigo siendo, pero en fin, hay devociones y devociones y yo sé hasta dónde llego... —y de pronto a Miren le entró la risa y se acercó más a su amiga y cogió su brazo—: Al que le pone bien es al cura. ¡Ay Dios! Si lee la novela y se identifica...

—¿Tanto se parecen?

—Se dan un aire. Ahora, que tú le sabes parar los pies y ponerle en su sitio desde el principio. ¡Muy bien!, que te aplaudí y todo. 

Bittori sonrió. Estaba demorando la pregunta, pero por fin llegó el momento de preguntar por él: 

—¿Y tú hijo cómo está?

Miren se quedó pensativa, su cara se entristeció, acercó sus labios a la taza, pero apenas quedaba un resto.

—Viejo, está viejo. ¡El tiempo no pasa en balde!


Comentario de Patria de Fernando Aramburu para el club de lectura La Acequia.

lunes, 23 de enero de 2017

Número 146. Refrán del mes: Cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo

La ola de frío ha vuelto a traer a primer plano este refrán que todo el mundo se sabe, salvo excepciones naturalmente. 


Imagen de un grajo y la leyenda: "Cuando el grajo vuela bajo ¡¡hace un frío del carajo!! en Burgos van andando


Algunos sienten un cierto pudor a la hora de formularlo, mientras que la juventud, siempre tan creativa, se recrea en su manifestación con intención clara de provocar en los receptores un pequeño o gran escándalo.

Lo de provocar con los refranes no es de hoy, de eso sabemos algo los paremiólogos, pero en cualquier caso parece un refrán moderno, ya que no aparece recogido en las principales colecciones, y solo en nuestros días empieza a aparecer en ellas. ¿Un falso pudor?, ¿otro refrán más de aquellos que decía Martínez Kleiser que no eran para escritos? o ¿realmente es una creación del siglo XX?

Refrán con algunas variantes, que ya parecen en sí producto de dar otra vuelta de tuerca al tornillo, y que sin embargo, parten de un hecho real, que los grajos son aves capaces de alcanzar grandes alturas, pero que las capas frías, más pesadas, les resultan un impedimento para alcanzar esa altura. Sin que seamos expertos en la materia, todo parece indicar que efectivamente, cuando los grajos vuelan a baja altura es porque hace mucho frío, la rima pone el resto.


Hoy no vuelo bajo ni ostias! Me quedo en la cama. Cuando el grajo vuela bajo... ... hace un frío del carajo, pero cuando vuela rasante... hace un frío ACOJONANTE


Empecemos por ver aquellas variantes que han sido recogidas de manera formal, y todo parece indicar que nos movemos en los refraneros regionales:  

En la base de datos de Paremiología romance encontramos estas:
  • Cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo; cuando el grajo sube, no se ve ni una nube (Fuente: Pejenaute, 1999).
  • Cuando el grajo vuela bajo, no te quites el refajo (Rúa Aller, 2014),
  • Cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo, y cuando se cuelga en los balcones, hace un frío de cojones (Rúa Aller, 2014),
Ruiz Villamayor y Sánchez Miguel (1998: 84) hacen también su aportación regional: 
Cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo, y cuando el grajo vuela rasante hace un frío acojonante.
La aportación aragonesa viene de la mano de Jaime Gómez y Jaime Lorén (2002: 77):
Cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo.
Luis Miguel Gómez Garrido  (2008: 237; 2016: 39) en distintos trabajos de campo realizados entre las provincias de Ávila y Salamanca recoge una serie de variantes interesantes que completan el trabajo por la parte castellana vieja:
  • Cuando el grajo vuela bajo / hace un frío del carajo.
  • Cuando el grajo se pone en el balcón /hace un frío del cojón.
  • Cuando el grajo vuela bajo, / hace un frío del carajo. / Cuando el grajo se posa en los balcones, / hace un frío de cojones.
  • Cuando el grajo vuela bajo, / hace un frío del carajo: / hay que tomar sopas de ajo.
  • Cuando el grajo vuela bajo, / hace un frío del carajo. / Y cuando vuelan los gorriones, / hace un frío de cojones.
No queremos olvidarnos del Refranero multilingüe que da además un ejemplo de uso extraído de un medio oral: 
«En una conversación telefónica, A [de 28 años] le pregunta a B [su primo de 13 años] por el tiempo que está haciendo en su pueblo (Aranda de Duero, Burgos), a lo que B, tras responder que hace mucho frío, concluye diciendo: “El grajo últimamente vuela muy bajo por aquí”» (Conversación telefónica entre Madrid y Aranda de Duero, 20/12/2010).
Uno de los primeros en haberlo puesto por escrito parece haber sido Cela, que lo recoge en su Enciclopedia del erotismo:
Cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo, refrán de obvio entendimiento que oí en Navalcarnero (pág. 745).
Y muy pronto, gracias a Google Books, encontramos modificaciones ocasionales, lo que sin duda ya nos da una prueba de cierta popularidad del refrán: 
«Cuando el grajo vuela bajo, aeropuertos al carajo» (dícese de lo que es obvio). (Pedro G. Trapiello 1998: El chivo expiatorio: artírculos de primera necesidad.)
El grupo Candeal (2007: 164) le puso música 
Cuando el grajo vuela bajo
hace un frío del carajo,
cuando ya no ves gorriones
hace un frío de cojones.
Dejemos los testimonios pasados, que abundan, y vengámonos al presente, en el que la ola de frío parece haber acudido al ropero en busca de prendas de abrigo y también al repositorio de memes.

Cartel con la siguiente leyenda: "¡¡El grajo va andando . Repito, el grajo va andando!!! Corto"

A la pregunta imaginaria ¿por dónde vuelan hoy los grajos?, los tuiteros se lanzaban a contar sus experiencias, más o menos repetidas, y aquí una selección de lo encontrado: 
  • Cuando el grajo vuela bajo... #buenosdias
  • Dicen que cuando el grajo vuela bajo.... , pues mañana los grajos parecen que irán andando...
  • Alguien sabe si el Grajo sigue vivo?
  • El grajo va andando, repito, el grajo va andando!!!!!!
  • Dicen que "Cuando el grajo vuela bajo, hace un frio del carajo". Pues yo acabo de ver un grupo de grajos caminando. CAMINANDO!!
  • Acabo de ver un grajo entrando en el Metro. 
  • Hoy tenemos al grajo prácticamente andando por el suelo.
  • ATENCIÓN: El grajo va haciendo la croqueta- REPITO: El grajo va haciendo la croqueta- CORTO #OlaDeFrioPolar
Hay quien para enfatizar lo dicho añaden una imagen: 
ULTIMA HORA:"El Grajo" Air Lines anuncia la suspension de todos sus vuelos debido a la
sombra de dos grajos sobre la tierra
Pero el que me dio la idea de hacer esta recopilación e inaugurar el #refrándelmes fue César Javier Palacios con este oportuno tuit: 


Cuando el grajo (en este caso graja) vuela bajo, hace un frio del carajo. Abrígense amigos  #ElFrioSeQuita
grajo con bufanda y gorro

Adendas

  • Mery Varona, ver comentarios, me sugiere: Cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo, y en Aranda vuela a trompicones porque hace un frío de cojones (23-01-2017).
  • Delfín Cerezo: Va andando y quizás pise terrones (23-01-2017)
  • Natalia del Sastre: En Gumiel vuela a trompicones, porque hace un frío de cojones!!!! (24-01-2017).

Referencias

  • Candeal (2007): Rabeladas 'a lo pesao': coplillas picantes, jocosas y divertidas donde predomina el doble sentido y la ironía. Valladolid: MAXTOR. 
  • Cela, Camilo José (1982): Enciclopedia del erotismo 1. Aachen-cirene. Destino.
  • Gómez Garrido, Luis Miguel (2008):  «Entre Ávila y Salamanca: mitos y supersticiones populares», Revista de Literaturas Populares 16, pp. 230-262.
  • — (2016): «De avefrías, lavanderas y otros barruntos de nieve en la cultura popular de las provincias de Ávila y Salamanca. Etnotextos y comparatismo.», Boletín de Literatura Oral. pp. 27-42. 
  • Jaime Gómez, José y Jaime Lorén, José María (2002): Refranero aragonés: más de 5500 refranes, aforismos, dichos, frases hechas, mazadas..., originarios de Aragón. Zaragoza: Institución Fernando el Católico.
  • Pejenaute Goñi, Javier María (1999): Los refranes del tiempo en Navarra. Pamplona: Caja de Ahorros de Navarra.
  • Rúa Aller, F. Javier (1998): Refranes del tiempo en León. León: Eolas. 
  • Ruiz Villamayor, Jesús María y Sánchez Miguel, Juan Manuel (1998): Refranero popular manchego Y los refranes del Quijote. Ciudad Real: Diputación provincial.
Nota: Las imágenes de este post me han llegado a través de las redes sociales. Si eres el autor de alguna de ellas y la estoy compartiendo sin permiso, por favor avísame.